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Fútbol Contado: José Ramón Claverias, 70 años, lecciones de fútbol y vida

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Diego Delgado Linares.- Traemos hoy a palabradefutbol.com  a un personaje de época en el fútbol de Villacarrillo y su comarca. José Ramón Claverías a fecha de hoy, aún sigue disfrutando de su eterna pasión, el fútbol. Con 70 años recién cumplidos, el pasado jueves día 2 de Noviembre, nuestro protagonista quedó sorprendido por amigos y familiares de toda la vida, quienes le brindaron una noche especial de fútbol y recuerdos.

José Ramón, como todos los de aquella época futbolística, comenzó jugando en las eras de Villacarrillo y saltando vallas de todo tipo, para poder acariciar la pelota. No existían balones redondos del todo, ni había líneas pintadas de blanco, ni los balones podían entrar por la escuadra, sencillamente porque no había palos.

Los partidos de competición los comenzó jugando en el antiguo campo de Villacarrillo, dónde hoy se encuentra el centro de salud. Una de las características del recinto deportivo eran sus vestuarios. Se encontraban bajo el campo, como en los de primera, antiguos.

Cuando se cerró este campo (año 1970 – 1971), hubo unos años sin fútbol en Villacarrillo. Las obras del inicio del actual comenzaron a finales de los 70. Fue en el año 1981, cuando el Villacarrillo, de la mano de Pedro Peralta, volvió a tener de nuevo equipo de fútbol en competición. José Ramón capitaneaba este nuevo equipo formado por jugadores ansiosos de ofrecer alegrías al público.

Voy a contar aquí algo que quizá él no recuerde. Yo formé parte de aquel equipo y la persona que me lo comunicó fue nuestro protagonista. Tenía entonces 14 años y para poder jugar lo tuve que hacer con ficha falsa. Afortunadamente aquel “delito” ya ha prescrito. Mi primera jugada con el C.D. Villacarrillo fue una pared que José Ramón me devolvió, perfecta, para poder  tirar bien a puerta.

En estos años previos a la nueva creación del C.D. Villacarrillo, para poder jugar los domingos en aquel campo sin terminar definitivamente, había que estar allí, alrededor de las 8 de la mañana. José Ramón tenia puesto asegurado, siempre.

Por su edad, ha disfrutado junto a los mejores peloteros de la comarca: “Yo destaco por un lado a Paco Chatero, era un centrocampista de corte defensivo, pero el jugador más completo de todos los que he visto ha sido  Rafi Espino. Dominaba las dos piernas, iba bien de cabeza, habilidoso, de fácil regarte, tenía velocidad y fuerza. Muy bueno”.

José Ramón, se ha caracterizado en lo deportivo, por su habilidad, por su elasticidad. Era eléctrico, llevaba el balón pegado perfectamente pegado  a la bota.

Villacarrillo es una ciudad que al tiempo que engendra personajes ilustres, acoge a otros tantos  a quienes cuida para que encuentren buen acomodo aquí. Tal es el caso de Baltasar Garzón que a mediados de los años 80, coincidiendo con su trabajo  de Juez en Villacarrillo, estuvo durante unos años jugando de portero con el equipo Grundig: “Creo  recordar que Garzón  se unió a nosotros de la mano de Blas Mora, que también jugaba en el equipo. Él siempre jugaba de portero y lo cierto es que le gustaba. Entre juicio y juicio se evadía, supongo, parando”.

En este equipo, jugaban sus hermanos Sebastián y Juan María, Pepín Climent, Blas Mora, Jesús Garrido, Jose Carlos Miralles y el propio Baltasar Garzón, capitaneados por otro ilustre del fútbol, Juan Cortés.

Años más tarde, empezó a aparecer asiduamente por  Villacarrillo y también jugando  junto a José Ramón,  el diestro Enrique Ponce. Por aquella época, Tomás Poblaciones, siempre estaba al lado del torero. Fue a través de él como Ponce comenzó a jugar las pachangas de los jueves junto a José Ramón Claverías: “Ponce estuvo viniendo unos tres años, cuando alternábamos el campo de fútbol con la pista del Instituto. Jugaba de delantero. Se adaptó bien al grupo. Era uno más”.

Jose Ramón está pasando por la vida, en general, y en el fútbol en particular, con una amabilidad exultante. Difícilmente  se altera. Utiliza un tomo de voz sosegado, enemigo de la discusión; prefiere juntar sensibilidades, ideas, en definitiva personas. Su juego como futbolista ha sido, es, una consecuencia de su actitud ante la vida. Quizá por ello, muchos lo admiran.

En el año 1983, el Ayuntamiento de Villacarrillo, por consenso general, decidió poner su nombre al pabellón polideportivo de la ciudad. El mejor sitio para rendirle un merecido homenaje. Él pertenece a una generación de personas  que tuvieron que soportar multitud de adversidades, tanto en la vida como en el deporte. El sentimiento de superación de tales vicisitudes, quizá consiguió hacer personas más fuertes.

En la actualidad, además de continuar jugando sus partidos de los jueves junto a ilustres como Ángel, gran futbolista, su hijo Sebi, el pelotero Fernando Martínez, o su fiel compañero el profesor jubilado de matemáticas  Juan Caparrós, suele también pasear a diario: “Es mi costumbre. Camino durante hora y media, a diario,  e intento correr un poco.”

José Ramón representa aún en la actualidad todo lo que el fútbol  de verdad,  aporta a quien lo quiere tomar. Lo intrínseco de este deporte no es la discusión acalorada por si fue gol legal o no, o por si la entrada es merecedora de tarjeta. El fútbol que defiende nuestro protagonista y que yo aplaudo, es otro: “Yo el fútbol lo entiendo, así lo he aprendido, como el apoyo constante al compañero. Aprender el valor el sacrificio, el respeto a la persona, el juego limpio, fuerte pero noble. El gusto por el toque, el quiebro con el cuerpo. Me gusta  que el jugador salga al campo con un mínimo de decencia en cuanto al vestuario que lleva. Por respeto”.

A veces observamos en televisión a ciertos jugadores que al salir al campo siempre cumplen con el mismo ritual:  “Siempre que me visto para jugar, primero me pongo el pantalón y además siempre me ato primero la bota derecha”.

Esta  forma de ser, de actuar, bien ejecutada, es su forma de circular, con y sin balón, a lo largo de la vida.

José Ramón  es un barcelonista reconocido en la localidad. Además los fines de semana  disfruta  de varios partidos de diferentes categorías. Al definir el juego de su equipo, es difícil encontrar una respuesta más clara: “El Barcelona es Messi. Además para mí es el mejor de todos los tiempos por una razón muy sencilla. Por la asiduidad en ser tantas  veces el mejor. Nadie lo ha conseguido”.

Ahora posee otro gran hilo conductor con el fútbol, su nieto  “Carlitos”.  Él es prebenjamín y actualmente juega con la escuela de deportes de Villacarillo. Lo acompaña desde hace dos años, tanto dentro como fuera: “Es zurdo cerrado y trata muy bien la pelota.  Intento no aconsejarle nada.  A esta edad lo que se le bebe pedir a los niños es que disfruten y que sean imaginativos. Si pediría a los diferentes monitores y entrenadores de los niños que no los encasillen, que los hagan jugar en diferentes posiciones.”

Un futbolista, de los que ya no existen y que comienza un nuevo ciclo a los 70 años acompañando a su nieto, sin haber finalizado el suyo, pues “sigue  en el tajo”.

Carlitos y sus otros tres primos  tienen  suerte de contar con este abuelo, con cara de joven, y ejemplo vivo de cómo hay que entender la vida y el deporte, para disfrutar plenamente de las dos realidades que tan sabiamente maneja José Ramón.