Inicio 1ª División Berizzo, punto…y seguimos

Berizzo, punto…y seguimos

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El Sevilla ha cruzado muchos campos de batalla a lo largo de su historia. Ha vivido glorias, ya pretéritas, y desde hace poco más de una década, solo conoce el cielo de las sensaciones reservadas a los equipos grandes.

La memoria es delgada. El tiempo de bonanza, el presente fértil suele ser orondo, sobrado a veces. Obsceno por el uso que se puede llegar a hacer de los triunfos. Sin embargo la familia sevillista está curtida, a fuerza de  sobreponerse a reveses que hicieron palidecer la fiesta del fútbol, la euforia de los buenos tiempos y la gozosa juventud de los héroes del domingo. En mitad de los ensimismamientos del triunfo el sevillismo tiene siempre un hilo que lo une a las cosas importantes de verdad.

Hay nombres escritos en el alma de las gradas de Nervión. Fue doloroso. Jamás se olvida. Sin embargo esas quiebras en el sentimiento de la tribu han hecho que, en momentos como aquellos, se evoque la versión más humana del fútbol. Se han aprendido muchas cosas, se han desterrado muchos absurdos y se ha logrado que la fuerza de todos la note el que la necesita.

Anoche, después del tercer gol del Liverpool escribí: “A partir de ahora el Sevilla juega para milagro”. Jugó y ganó un empate. A veces un empate puede ser el mayor triunfo. Cuando se terminaba la tela y el traje parecía que iba a quedarse sin cortar, apareció Pizarro y cumplió con el trabajo de un equipo que, en la segunda parte, tenía la rabia en los ojos y el corazón en la boca. Se notaba.

Jugaban por una idea, por un sentimiento…se jugaba para demostrar que no hay montaña que no se humille ante la voluntad y que no hay nada como la voluntad de un grupo, para conseguir que los caminos más torcidos, acaben rectos y en el punto que todos desean.

Gol, empate y árbol humano de brazos en alto, de sudor de gloria y de corazones latiendo a compás, para que el corazón que más lo necesita ahora sepa que tiene a su lado, latiendo a “revientacaldera”, todos los corazones del fútbol. Berizzo, que ahora se juega la eliminatoria con el cáncer, empezó anoche a ganar porque, a veces, un empate es el mayor triunfo. El entrenador del Sevilla ayer hizo un punto…y seguimos. Seguro.