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Vitu renueva su pacto con el gol

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Foto: Juan Carlos Fernández

El goleador, como el portero, tiene unas señas de identidad propias. El delantero centro vive para aliarse con el balón y superar al meta. Ambos jugadores, portero y delantero, soportan una presión individual que el resto de futbolistas diluyen en el grupo. Eso les convierte en especialistas.

El delantero que logra entenderse con el gol posee una herramienta de valor incalculable. No solo por lo que supone de llave para abrir puertas y escalar categorías. El gol es la forma de transmitir un gozo indescriptible. Proyecta sensaciones que nadie explica con claridad pero que logran hacer del fútbol un lenguaje universal, que se entiende en cualquier lugar del planeta.

Javier Vitutia Jerez “Vitu”, delantero del Martos CD, tiene un trato con el gol. Esta temporada, otra vez, ha logrado llegar a un acuerdo de eficacia. El campeonato liguero no cierra todavía su primera vuelta y Vitu es el máximo goleador de Grupo IX de Tercera División con quince goles. Su último registro en Martos, en cualquier caso, está 31 goles. Los logró la última campaña que el Martos jugó liga de ascenso. Ahora ha vuelto y está en el camino.

El delantero centro del Martos CD  vive la madurez perfecta para saber dónde nace o puede nacer un gol. Esa intuición, cuando se tiene, es una mina. El olfato va y viene pero cuando llega, si coincide con un futbolista capaz de interpretarlo, es demoledor. Vitu lo está interpretando. Está en ese punto de experiencia que permite al delantero, con los ojos cerrados, ver toda la superficie del área y, sin mirar, saber dónde está o dónde puede ir el balón. Esto es definitivo y a él, esta temporada, le está volvieno a pasar.

Foto: Juan Carlos Fernández

Las cosas, de todas formas, no se improvisan. Vitu, a sus treinta años, se ha trabajado esa intuición. Sabe que nada de lo que ocurre con el gol está vinculado solo, a la buena o a la mala, suerte. La suerte es lo que resulta de miles de horas de entrenamiento a lo largo de una carrera. Vitu empezó dando patadas la pelota en un poblado de colonización que se llama VeraCruz, a orillas del Guadalquivir, a los pies de El Molar y entre Cazorla y Santo Tomé.

Allí comenzó a curtirse este delantero. Jugando sus primeros años en Villacarrillo y Santo Tomé, donde pudo ver de cerca a dos de los jugadores más serios del fútbol provincial, Pirri y José Ramón. Mientras él era un crio, ellos ya imponían su ley por los campos de la provincia. El hermano mayor de Vitu jugaba con ellos y él acudía al campo de fútbol de Santo Tomé para, sin saberlo, aprender cómo se podía superar a jugadores de esa talla.

Luego empezó su periplo por la provincia en diferente categorías Tugia de Peal de Becerro, Real Jaén en División de Honor, Mancha Real, donde Aybar le sirve como referente desde el banquillo y marca su evolución, Linares, Martos, Real Jaén y, otra vez Martos.

Un jugador que tiene este idilio con el gol llama la atención y es objeto de seguimientos. Intuición, recursos y experiencia. Buen cartel. Vitu lo sabe pero ahora tiene marcadas unas proridades que no está dispuesto a variar. Hay, eso ha debido pensar, un tiempo para cada cosa.

Sigue jugando pero ahora el fútbol, como pririoridad, ocupa un lugar por detrás de su proyecto profesional. Ese proyecto le hizo salir del Real Jaén y, por ejemplo, haber rechazado la convocatoria previa de la Selección Andaluza. Tiene las ideas muy claras. Sabe en el momento en el que se encuentra y conoce su hoja de ruta.

Vitu ahora es parte de un equipo que trabaja en grupo y ofrece un ambiente en el que merece la pena esforzarse. Es feliz manteniendo sus equilibrios, sus objetivos personales y quizás, esa tranquilidad, le otorga una ventaja a la hora de buscar el gol. Ahora lo busca para darse una alegría y menos para descargarse de un pesada responsabilidad. Hay mucha diferencia. Vitu renueva, sin urgencias, su pacto con el gol. Él lo sabe y el Martos C.D. lo disfruta.