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Simeone y la prosa poética

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La necesidad marca el camino. El Atlético de Madrid ni puede ni debe perder un minuto en buscar palabras épicas para rebajar el batacazo en Champions. Ahora tiene un reto por imperativo moral, además de por lo deportivo y lo económico, tratar de reivindicarse en la competición europea que le ha quedado.

Es duro ir de una final de Champions al proceloso camino de la Liga Europea. Rivales nada cómodos y necesidad, grandeza obliga, de dar otra cara y demostrar que lo pasado, solo ha sido un accidente.

El equipo de Simeone está sobradamente capacitado para ir muy lejos en esta segunda competición europea y seguir marcando ritmo fuerte en la Liga. Lo que ha ocurrido no debe lastrar al At. de Madrid. Sería muy importante que, con la reestructuración de enero, el equipo pudiera relacionarse más con el fútbol que emerge a partir del balón, además de con el orden, el coraje, la rabia y la camiseta. Puede tener todo esto pero con el balón en los pies. Hay una batería de jugadores en el equipo que sin balón, como suele ocurrir con los mejores, son menos.

Hay experiencias suficientes como para que Simeone, sin cambiar radicalmente la fórmula que tantas alegrías le ha dado, conceda más protagonismo a los virtuosos. No es que el argentino los tenga amarrados, pero la hoja de ruta favorece más el estilo de otros futbolistas.

Los atléticos, en las infaustas finales, acabaron señalando a su entrenador. Pensaban que hubo momentos en los que los partidos estuvieron en el punto en que el entrenador debió matarlos. Pedían, bien es cierto que a toro pasado, un cambio agresivo, un gesto de atrevimiento.

Sin conceder más valor a los deseos de los aficionados, creo que el conjunto colchonero puede dar un punto más. Puede avanzar y sacudirse, parece condenado a llevar siempre un “sanbenito”, el estigma de equipo al que si pelea ya no se le puede pedir más. Deben pedirse más y deben hacerlo en cada partido, partido a partido.

El Atleti de hoy está en un momento decisivo de su historia moderna y no solo por el Metropolitano y las ampliaciones de capital. Es un momento histórico porque ya nadie piensa en este equipo como un “Guadiana”. El Atleti, por fin, está siempre. Ahora debe dar a su gente, con los títulos, el gusto de jugar bien al fútbol. Ganar es lo que importa, cierto, pero se puede ganar jugando bien. No es necesario elegir entre la prosa o el verso. Hay una prosa poética que, bien trabajada, resulta deliciosa.