Simeone ha sorprendido a todos. Es habitual que el entrenador argentino del Atleti saque su caja de herramientas para la motivación, en sala de prensa. Lo hace con frecuencia y todo el mundo distingue y sabe su intención.
Esta vez o ha tirado a dar o se le ha ido la mano, la lengua. La andanada a Fernando Torres viene, es curioso, justo el día después de que Torres sacara bandera blanca: “No habrá conflicto Torres-Simeone”.
Algunos piensan que se trata, otra vez, de una forma de motivar al delantero. Yo pienso que no ha medido o que ha medido al milímetro. Simeone no es un novato que puede escurrirse y caer en un error durante una rueda de prensa ni Torres, un juvenil que se estimule con el látigo verbal de su técnico.
Esto no huele a psicología, es otra cosa. Desconozco el fondo, solo puedo hablar de la forma y esto último me parece un dislate del entrenador y una forma de explicar, sin demasiadas palabras, la filosofía que anima a cada uno de los protagonistas.
Si Torres juega y lo borda, dirán que Simeone es un fenómeno de la provocación positiva. Si lo pone a jugar y Torres naufraga en Cornellá, dirán que el entrenador lleva razón y que Torres recibe poca crítica. Al final Simeone siempre gana. Un fenómeno, sí.
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