Inicio 1ª División Un adiós poco digno a la Liga ante el eterno rival (0-3)

Un adiós poco digno a la Liga ante el eterno rival (0-3)

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Un señor iracundo, con un bandera de España colgada en la cintura, increpaba a los animosos aficionados llegados desde Catalunya tras el tercer tanto culé: «Iros a Bélgica, con ‘el’ Puigdemont ‘ese'». Si Pérez Reverte, cascarrabias de profesión, le hubiera escuchado, habría respondido que lo correcto es «idos», aunque la RAE va a aceptar «iros». Pero lejos de controversias ortográficas, y sentencias malhumoradas de un caballero irritado, lo cierto es que el malestar de la afición blanca con su equipo en el último partido del año era mayúsculo: su eterno rival le avasalló con un contundente 0-3.

Y es que la segunda mitad del Real Madrid fue para que, y volviendo al comentario de antes, alguno se hubiera ido al exilio. Como castigo, el primero en marcharse sería Zinedine Zidane. Dejó a Isco en el banquillo. Es difícil de entender que tu mejor jugador con diferencia se quede en el banco en el partido más decisivo de la temporada. En su lugar, decidió sacar a Kovacic con el objetivo de repetir el marcaje a Messi que tan bien le salió en la Supercopa de Europa. El croata hizo un buen partido, pero al equipo blanco siempre el faltó la magia del malagueño, y más en la primera parte, cuando el Real Madrid tuvo las ocasiones para haberse adelantado.

Junto con Zidane, también debería hacer las maletas Benzemá. Sus primeros tres meses de curso han rondado lo patético. Si no fuera porque su suplente es Borja Mayoral, el francés habría pasado muchos momentos en un merecido banquillo.

El galo, pese a todo, pudo abrir en el marcador a pocos minutos del final de la primera mitad. Hasta ese momento, los blancos habían generado más peligro, aunque la más clara ocasión la había tenido Paulinho previamente, pero Navas desbarató su tiro con una sensacional parada.

Tras el armisticio del descanso, los baulgranas salieron decididos a ser lo más beligerantes posibles y cerrar la Liga. Valverde le dio una lección táctica a Zidane. Y el Barça, cual tanque en Tiananmen, pasó por encima de los locales. El único en estar a la altura fue, precisamente, el portero costarricense. Pero no pudo evitar la tormenta. El primero llegó tras una buena conducción de Rakitic, que abrió la pelota a la banda de Sergi Roberto para que este asistiese a Luis Suárez. Con su tanto, el uruguayo daba un gran mordisco al campeonato.

Empezaron las dudas en Chamartín. Cristiano empezaba con sus aspavientos, Sergio Ramos con sus excentricidades y Marcelo con sus movimientos inservibles de cintura. Y Zidane, inane ante el juego de toque baulgrana, parecía una estatua en la banda. Su solución habitual, la de sacar a Lucas Vázquez en el minuto 70, no se presentaba como la más precisa. Llamó a Bale y Asensio para que saliesen como revulsivos, pero antes de que esto se produjese, el FC Barcelona mató el encuentro. Un contraataque excepcional se solventó con una «palomita» de Carvajal para salvar el gol de los catalanes. El árbitro lo vio, el lateral fue expulsado, y Messi puso el segundo desde los once metros.

El partido murió ahí. El FC Barcelona se dedicó a marear la perdiz (el peor legado de Guardiola; o el mejor) y no pasó nada más. En realidad, sí que pasó. Aleix Vidal hizo el tercero de la noche, para escarnio del respetable, ya en el descuento. La Liga queda muy lejos para los blancos, a 14 puntos. Es difícil acabar peor el mejor año de tu historia.

Fotografía: Realmadrid.com