Merecida victoria del Real Madrid en Mestalla por 1-4 que ha de enrabietar, más aún, a los aficionados blancos: existe una diferencia abismal entre los titulares y el equipo suplente, por lo que la apuesta fallida en Copa del Rey de Zidane con el banquillo, cuando en Liga ya nada hay en juego, se torna en incomprensible.
El Valencia planteó un excepcional encuentro pero el Madrid, extrañamente a lo que ha venido demostrando esta temporada, demostró una gran madurez para contener y gran fiabilidad para atacar. Los dos tantos del equipo de la capital de la primera mitad vinieron desde el punto de penalty. Cristiano, con sendos contundentes disparos, puso el 0-2 con el que ambos contendientes se marcharon a los vestuarios. El infractor de ambas faltas en las inmediaciones de su arco fue Martín Montoya, y ambas fueron evidentes, pese a las quejas reiteradas de la siempre encendida y colérica afición che.
Salió mal el Real Madrid en la segunda parte, con un evidente bajón, lo que ya es usual este curso futbolístico. El Valencia avasalló al rival y así llegó el tanto de Mina. Pero cuando todo parecía abocado al empate, los de Zidane decidieron amasar el esférico y desdibujaron al batallador equipo de Marcelino. Así, y con los visitantes como dueños de la pelota, llegaron el tercero y el cuarto. Primero Marcelo, tras una pared con Asensio, y luego Kroos, tras otra con Kovacic. Gran triunfo del Real Madrid que lo asienta en la zona de Liga de Campeones. Y es que, a estas alturas de campeonato, conseguir la clasificación para la Champions parece el objetivo más realista para los jugadores de Zidane.
Fotografía: Realmadrid.com
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