Inicio Opinión Antonio Oliver Marcelo: «Míster, a sus pies»

Marcelo: «Míster, a sus pies»

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Okdiario

Lo que pasa siempre, termina por convertirse en tradición. El fútbol se habla de manera interminable pero se mide, indefectiblemente, en porciones de noventa minutos que, salvo en dignísimos casos, no tienen nada que ver con lo dicho a priori.

El pronóstico es divertido por lo que supone de juego, de riesgo más o menos controlado. Sin embargo los pronósticos no crean realidad. Ni en el fútbol ni en la vida. Solo son pronósticos.

El PSG llegó  a Madrid con más de media eliminatoria de Champions en su haber. Eso se desprendía de casi todos los análisis. Unos nacidos de presupuestos no muy fiables y otros del innegable deseo de que los franceses borren de la competición europea al Real Madrid. Ese era el escenario hasta que terminó el partido con el triunfo del equipo de Zidane por 3-1. A los franceses siempre les quedará París y, seguro, el Madrid va sufrir mucho allí pero ahora todo se ve de otra manera.

Tras el partido, avisados por la realidad del marcador, unos apelaron a las ayudas arbitrales para explicar la victoria del Real Madrid. Otros comenzaron a caer en la cuenta de que la liga francesa distorsiona las virtudes del PSG, agrandándolas. Otros volvieron a la teoría de la flor de Zidane y a la estrella que ilumina al Real Madrid, que pudo caer de no mediar su portero. Los menos, fuera del madridismo, apuntaron a la tradición, a la eficacia y la capacidad de reaccionar que tiene el Real Madrid cuando juega Copa de Europa.

Esta ceremonia consuetudinaria de la reducción a suerte de los méritos del Real Madrid, tiene una una diana sorprendente en la figura de Zidane. Desconozco las razones de tanto acoso y de tanto ninguneo sostenido cuando se habla de ZZ. Antes criticado por alinear a Bale en detrimento de Isco y ayer, por lo contrario. Antes tildado de “alineador” por calcar los cambios y por no mover estructuras sobre el campo. Ayer cuestionado por la tardanza en concretar los movimientos que cambiaron todo, pese a que acertó al hacerlos, tanto en el momento y como en los elementos.

Digo que me sorprende esa acidez crítica y, en realidad, solo es una figura retórica. No me sorprende. Desde que Zidane es entrenador del Real Madrid, el equipo se ha acercado a la excelencia en resultados, muchas veces también en juego y siempre en la cohesión social del vestuario. Sin embargo parace que todo esto es normal y lo que se remarca en otros como extraordinario en el caso del francés solo es una casualidad o, como mucho, una cuestión de eficación individual.

Frente a los descalabros en Liga y Copa no hay ni una grieta. El entrenador, que habla el lenguaje de los futbolistas, los quita y los pone, los administra en lo físico y en lo anímico. Eso, que para algunos es debilidad o gestión asamblearia, no es otra cosa que seguridad y ausencia de complejos: jerarquía. Por eso Marcelo, el líder de los recursos positivos, marcó y se fue corriendo a Zidane: Míster, a sus pies.