Inicio Opinión Antonio Oliver Jaén Paraíso Interior, afición y Chino: Copa de España

Jaén Paraíso Interior, afición y Chino: Copa de España

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El deporte es un lugar de encuentro. Las sociedades, las que viven en la opulencia o las que luchan cada día para poder  vivir, tienen en el deporte un asidero transitorio para experimentar sensaciones que solo desde el ámbito deportivo se pueden entender.

El equipo de Fútbol Sala que representa a Jaén en la élite, lo ha vuelto a hacer. Se ha ganado un puesto entre los mejores de España y, en tres años, dos veces ha logrado ganar el trofeo. Desde fuera se habla de intensidad, pasión, fe y eficacia para explicar lo que Jaén Paraíso Interior ha hecho. Es cierto, todo eso se ha visto en el partido contra el Inter y ha servido para ganar la final. Sin embargo hay muchas  cosas más que se tienen que dar para que esto sea así. Hay que distinguir entre el camino para llegar, la buena gestión de una final y toda la estructura deportiva, directiva y de estrategia que viene de muy lejos.

Cada gol de Chino, cada parada de Didac o cada gesto de jerarquía de Mauricio son agentes coyunturales que tienen su raíz en un largo proceso en el que se ha sufrido, se ha trabajado y se peleado, muchas veces,  contra severas  reticencias que han tardado mucho tiempo y muchos triunfos en desaparecer o apartarse.

La victoria de ayer en Madrid, el triunfo del entrenador y de los jugadores es consecuencia de muchos esfuerzos colectivos. Muchas personas han urdido la red de virtudes que ha llevado, dos veces ya, a ganar la Copa de España. La gran virtud de los hombres de Daniel Rodríguez está en manejar con acierto y con eficacia todos los instrumentos que el club ha propiciado. Son un ejemplo y lo han puesto de manifiesto jugando con suficiencia y con altura frente a equipos de mayor presupuesto, de mayor tradición y de mayor urgencia. Uno de los activos del equipo jienense es la convicción de representar a mucha gente y de hacerlo poniendo en la pista todo lo que llevan. Poniendo, a la vez, la calidad, la entrega, la tensión y la capacidad de recuperarse después de cada gol en contra. Han competido bien, han soportado todas las presiones y se han fundido en muchos momentos de la final con su afición.

La afición del Jaén Paraíso Interior merece mención especial. No solo han cumplido con su objetivo, apoyar a sus jugadores y caldear con voces incansables y con gestos que han servido para empujar a los jugadores, han logrado demostrar que desde la  alegría y el buen todo deportivo se puede lograr siempre lo que se persigue. La afición se ha hecho querer y han hecho de esta forma una aportación enorme a la imagen de Jaén, al Jaén Paraíso Interior y al deporte.

A partir de ahora quedan el orgullo, la satisfacción, la fiesta y la responsabilidad de trabajar, cuidar y mantener el crecimiento de esta obra. Todo arrancó  a base de algunos esfuerzos personales  que, poco a poco,  han logrado multiplicarse para conseguir que Jaén Paraíso Interior pertenezca, por derecho de afecto,  a una sociedad entera que ha sabido identificarse con un equipo con el que, este pasado fin de semana, ha sufrido y ha gozado intensamente. Fiesta para quienes impulsaron esta idea, fiesta para quienes la hacen en la pista, goles/realidad, y fiesta para una afición que mueve el corazón al ritmo de su equipo. Fiesta para Jaén.