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Al Real Jaén solo lo salva la santísima trinidad: Equipo, entrenador y afición

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Foto: Diario Jaén
Foto: Diario Jaén

El Real Jaén está saliendo de una zona de conflicto. No ha salido. Hay rescoldos. Rozaduras, escozores y reservas mentales que no se van a curar tan fácil. El fútbol es un libro muy viejo que, periódicamente, reedita capítulos. Cambia fechas, cambia nombres pero repite situaciones y mueve o mantiene las formas de terminar los episodios. Solo hay que tener memoria y mirar al pasado reciente o remoto.

El Real Jaén, desde que lo regenta la mayoría accionarial que sostiene hoy a la entidad, es un conjunto disjunto. Los movimientos erráticos han sido la norma. La falta de criterio deportivo ha sobresaltado a la afición y las ocurrencias sobrenaturales parece que son el modelo de negocio.

Da igual. Discrepar, sin ambages, de sus formas y de su fondo mercantil, no es complicado. Se trata de analizar un escenario, hasta ahora, disparatado. Ojalá cambien las cosas. El equipo está en Tercera y cada vez que pueden, cualquier portavoz, habla de un Jaén en Primera División. El problema no es del que lo vende, es del que lo compra y lo trata como si tuviera realidad. Sin embargo hay escenarios y escenarios. Una cosa no quita la otra.

La información, rigurosa y desafecta a compadreos y a dádivas que la vuelven acrítica, no se hace contra nadie. Es a favor de la realidad y redunda en beneficio del objeto que origina la crítica, en este caso el Real Jaén. El que conoce la esencia lo sabe, pero desde la ignorancia o el interés todo se revuelve.

Cuando hablé de la escandalosa salida de Valenciano y Campos, cuando dije que el espectáculo de la salida de Ballesta fue penoso o me referí a la ausencia de ética que había presidido la salida de Tébar, no ataqué ni me puse frente a nadie. Hice un análisis de la realidad, que unas veces fue observado con neutralidad y otras bautizado como una acción para “malmeter”. No estoy en el día a día del Real Jaén, sería un placer, pero no estoy. Escribo esto porque, lo evidente, no necesita más datos de los que tengo. Hoy la vida se cuenta al minuto. Las redes, a veces, son una rémora pero otras, una herramienta útil. 

La crisis del Real Jaén es de libro y, en esta oportunidad, entiendo la posición que ha tomado el máximo responsable del Real Jaén. Crespo es joven, pero más viejo en los banquillos, que quienes han caído en la trampa de querer cambiar los designios deportivos del club por un atajo. El fútbol está escrito. Me parece mentira que futbolistas tan veteranos como Vilches, Montes y, en su medida, el readmitido Fragoso, hayan querido ir por los meandros para conseguir un objetivo que nunca debió estar en su hoja de ruta. Ser capitán es ser listo y por ahí han fallado bastante.

Ha sido una jugada televisada que, obviamente, no podía salir bien. Se puede explicar cómo se quiera pero lo que es, es y el objetivo no era otro que sacudirse a Germán Crespo para crear un “microclima” más favorable. Espero que, además de echar a Crespo, no se tratara de buscar el sustituto. Miedo me da. Me gustaría saber si en ese movimiento ya llevaban un nombre. Podría ser. Más disparate.

Sea como fuere y hablando del entrenador, al que no conozco ni como persona ni como técnico creo que, como gestor, ha actuado como tenía que actuar . Hacía eso o cedía el banquillo y «las llaves de la moto» a los líderes de la revuelta. No tenía otra salida. El entrenador ya sabe, con nitidez, donde tiene a la oposición y donde a los leales. Cuando digo leales me refiero al vestuario. La oposición la tiene fragmentada pero unida en el objetivo de defenestrarle. Bien haría Crespo, si no lo ha hecho ya, en establecer una barrera de seguridad ante tanta amenaza latente. Da la impresión, visto lo visto, que el club está dispuesto a hablar de todo, con todos y eso no funciona así. Ojalá no haya repetición de la jugada. A partir de ahora esto solo lo salva la santísima trinidad: Equipo, entrenador y afición.