Dos penaltis y un juego ramplón fueron suficientes para que el Real Madrid ganase en Valencia a un Levante que mereció, como mínimo, el empate. Poco se puede destacar de un equipo que, en la siguiente semana, se juega su destino en Copa del Rey y sus pocas posibilidades de optar al título, ante un FC Barcelona que llega crecido y con un Messi estelar.
En Orriols, el Levante puso las ocasiones en una primera parte descafeinada, con dos tiros al palo de Roger, y solo las arrancadas de Vinicius parecían poder llevar algo de peligro a la meta de Víctor. Pero en una jugada bastante controvertido el árbitro decretó penalty para el Madrid. Benzemá se encargó de lanzarlo y anotarlo. 0-1, sin apenas méritos para ir ganando.
Tras el descanso, de nuevo, fue el Levante el que puso el juego y las ocasiones. Así llegó el empate, obra del reiterativo y peleón Roger, tras ganar la carrera a la zaga blanca. Pero, a menos de un cuarto de hora de final, Casemiro fue golpeado por la defensa granota y, no exento tampoco de polémica, el trencilla volvió a señalar los once metros. Bale anotó y no lo celebró, pero sirvió para que su equipo ganase.
Fue un partido poco vistoso el que se jugó en Valencia. Nacho fue expulsado y ningún jugador, exceptuando Vinicius, pareció reinar en los blancos. El tedio parece haber llegado a la casa blanca, y eso es algo muy peligroso a las alturas de la temporada en que está el equipo.
Fotografía: Realmadrid.com
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