Inicio Opinión Antonio Oliver España gana a Malta y Morata respira (2-0)

España gana a Malta y Morata respira (2-0)

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España gana en Malta. La Selección de Luis Enrique sin él, por motivos personales, vence y suma. El joven equipo español, con injertos necesarios de experiencia, sacó el corcho maltés y logró marcar dos goles. Poco para los nostálgicos del 12-1, suficiente para una generación que llama a la puerta y pide tiempo para llegar a su destino.

La última vez que la Selección maltesa tiró con intención a la portería española fue una noche de 1983 en Sevilla. Sin embargo han aprendido a complicar el juego. Saben que los árboles impiden ver el bosque y pusieron muchos.

España dispuso su equipo alternativo. El partido pedía paciencia, oportunidad, balón parado y eficacia en el último remate. Morata, por su constancia en Valencia, se ganó repetir, como Asensio. Sin embargo las bandas echaban en falta la clarividencia de Alba y Navas, que ha vuelto para quedarse. No fue problema, porque los malteses se aplicaron mucho en su defensa y Kepa, cuando intervino, fue para demostrar que tiene un punto extremo de frialdad. Casi jugó más con los pies que con lo demás.

El partido era un bucle ofensivo de España, que hizo todo lo posible por salvar algo parecido al mar de los Sargazos, que proponía Malta. Los malteses ordenaron una defensa “renunciante” en medio campo y luego otra. La que jugaba cerca del portero. Nada se puede criticar a un equipo que usa las armas que tiene. También es fútbol. Les duró media hora. España tenía un nivel de intensidad suficiente y mucha calidad. Era cuestión de esperar el momento.

El baile de coberturas, defensas extremas y contundencia límite, tuvo un traspiés cuando, a los treinta minutos de partido, Hermoso le abrió la puerta a Morata que, con toda la efectividad que le faltó en Valencia, marcó y encontró la paz del goleador. España empezaba a respirar. Ya daba igual el ritmo, todo estaba controlado.

La segunda parte fue una historia ya vista. España ensayaba sus cosas y, cuando llegó el momento, salió Jesús Navas. Navas tiene la severidad del espartano. Es fibroso, hierático, incansable, solidario y exactisimo en sus centros. Mientras, la Selección urdía sus planes para abrir la muralla de Malta, Navas sacó el recurso que España se puede permitir, porque puede. Centro perfecto y respuesta natural de un delantero que sabe qué hacer con esos requerimientos hechos a un experto. Morata marcó de cabeza. Lo necesitaba como el comer. Segundo gol y ya solo se trataba de saber si España iba a hacer un resultado, para más gloria de los nostálgicos. No fue. Era otra cosa. España hizo lo que iba a hacer y el hijo del portero que encajó 12 solo encajó dos. Los tiempos cambian. España, esta vez, solo necesitaba ganar y ganó. No es tiempo de épica. Puntos y seguido. A otra cosa.