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Zidane y el principio de incertidumbre

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Zidane al mal tiempo, también, buena cara
Zidane

Zidane sigue arrojando cebos para desesperación de aficionados y periodistas. Desde que llegó hace unas semanas, todo el mundo busca la clave de lo que será el Real Madrid de la próxima campaña.

El técnico francés no ha logrado ganar todo, al contrario, ha visto cómo el equipo ha ido dando tumbos en determinados partidos. Zidane sabe la plantilla que tiene, conoce a todos los jugadores y le consta lo que ha ocurrido esta temporada. Esa es la razón por la que los cambios y las alineaciones variables no tienen que ver con los llamados “casting”. A estas alturas Zidane no necesita ver a Ceballos o Marcos Llorente. Se trata de llegar al final de la Liga dando minutos a todos pero no de examinar a nadie. Es absurdo pensar que a Zidene le van a cambiar el paso por unos minutos más o menos brillantes. Esto es fútbol profesional.

Los argumentos para escribir la historia final de temporada son muy pocos. Analizar cada alineación en busca de misterios ocultos, adivinar mensajes en gestos puntuales, leer las reacciones de la grada y poner la lupa en las palabras del entrenador, son ejercicios que realizamos los periodistas para hilvanar un relato que impida la muerte, por inanición informativa, de la recta final de campaña. Nada más.

A partir de ahí, cascadas de nombres y mucha imaginación. Unos que vienen, otros que se van pero vida sigue igual. Hoy Zidane ha vuelto a marcar un punto de desconcierto:  “Habrá cambios, pero se quedarán muchos”. Es normal. Una cosa es que buenos jugadores hayan tenido, casi todos a la vez, una mala temporada y otra que en el mercado haya futbolistas que puedan mejorar lo que hay y, como se ha llegado a decir, en todos los puestos.

El Real Madrid ya se está reconstruyendo. El responsable lo está haciendo a cencerro tapado. La necesidad de llenar el espacio informativo para saciar la curiosidad y las ansiedades del aficionado, afecta poco a los planes del entrenador. Si algo ha demostrado Zidane, es que se altera lo justo por el ruido externo.

Todo es normal. Lo único que no es normal es que el Real Madrid solo juegue una vez a la semana. Ese es el “principio de incertidumbre” que provoca todo lo que rodea al equipo. Es una agitación desconocida por el tiempo y por la intensidad. Una situación que hace imposible medir con precisión las entradas y las salidas. Lo que piensa Zidane y lo que quiere el presidente. Paciencia.