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El Real Jaén y su viaje a ninguna parte

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Terminado el esperpento que ha vivido el Real Jaén en las últimas dos semanas solo cabe decir que, otra vez, se ha vuelto a usar la entidad como muleta o trapo para conducir a los cándidos, entretener a los aburridos y mofarse de gentes con mucha fe pero con poca información.

Desconozco los detalles de ese imposible que anduvo de boca en boca. No es que fuera complicado meterse en los entresijos del globo, es que hacerlo suponía contribuir a la maniobra de distracción y burla, urdida desde el club.

No hubo caso en ningún momento. No hubo ni la más mínima posibilidad de que se estuviera en la línea de salida porque el Real Jaén estaba inhabilitado, en virtud de su situación financiera, de sus deudas con Hacienda y Seguridad Social y por estar inmerso en un calamitoso concurso de acreedores.

Era tan fácil como llamar a donde correspondía y preguntar, sin nombrar a club alguno, que si una institución con esas características podía tener alguna posibilidad. Ahí se hubieran acabado las dudas, el manoseo a los comunicados del club y la guasa del  inversor que nunca existió.

Quienes, supongo que de buena fe, llevaron y trajeron los heraldos en la sombra de Tomás Membrado, constructor de la farsa, fueron colaboradores necesarios para expandir una especie caducada desde el principio.

La concatenación de disparates hace que ya, muy pocos, crean las palabras que salen del club. Hay una realidad paralela nacida de la fantasía animada que produce sin tasa el actual Consejo de Administración. Juegan a informar, sin información. Banalizan lo oficial y lo traducen a formato «antojo». Se producen dimisiones sin efecto, cesión de acciones en un “diferido”  que nunca llega a ser.

Se niegan las evidencias: el Real Jaén tiene dos entrenadores y en caso de tener uno, es Germán Crespo. Se ningunea a jugadores de pasadas campañas mientras se adelantan sueldos a los recién llegados. Se humilla a la afición para luego hacer creer que fue el mensajero el que cambió en fondo y la forma: “tergiversaron mis palabras”. Hay un rosario de situaciones límite que, por conocidas, resulta tan inútil como espeluznante citar con detalle. No sirve para nada.

Lo que vuelve a estar claro es que los dueños de la entidad tienen una hoja de ruta y que, por desgracia, esa hoja no tiene nada que ver ni con el Real Jaén ni con lo que conviene al Real Jaén.

Lo que ocurra en adelante será consecuencia de las maniobras de Tomás Membrado pero, no en menor media, de la la posición que adopten los aficionados de a pie, la Federación de Peñas y los pequeños y medianos accionistas. Nadie está obligado a nada pero, cuando descargue la tormenta y no quede títere con cabeza, será tarde para lamentaciones y besos al escudo.

“Lo importante es que ruede el balón”. Si se mantiene esa pobre excusa que algunos esgrimen para apartarse y no combatir los verdaderos problemas y a quienes los provocan, entonces ya no hay ningún motivo para la esperanza. Rodará el balón y todo lo demás.