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Robert Moreno y la «fortuna» de estar ahí en el peor momento

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Robert Moreno ha llegado al cargo por un doloroso atajo. Tuvo la “fortuna” de estar ahí en el peor momento. Vive la paradoja de estar donde alguna vez has soñado y sentir una pena profunda cuando consigues el sueño. Desear, sinceramente, que todo esto no estuviera pasando pero comprobar que ya es irreversible. Eso debe sentir el Seleccionador. Se trata de una experiencia llena de sentimientos encontrados que, al colisionar producen dolor y un cúmulo de sensaciones inefables. 

Moreno debutó oficialmente como Seleccionador de España  y ganó al combinado Rumano. Firmó su debut en el banquillo español con un triunfo histórico. Feliz, pero con un brazalete negro entre los dedos. 

Las razones por las que Robert Moreno llegó al cargo atenuaron, pero no impidieron, muchos apuntes sobre una obviedad: Moreno es joven y tiene poca experiencia. Era inevitable. La juventud en determinados espacios, como la veteranía en otros,  es sospechosa.

Estaría bien olvidarse de lo que hay detrás y echar mano de lo que cada uno ofrece a diario y en presente. Es complicado, lo sé, porque ir al tópico ahorra el esfuerzo de buscar otras cosas y porque en el fútbol los lugares comunes se compran con facilidad.

Afortunadamente los pasos de Moreno en el banquillo español, cuando era sustituto de Luis Enrique y en Rumanía como técnico oficial, están siendo buenos y, sobre todo, coherentes. Tanto en el discurso como en lo que vemos sobre el campo. No hay ni dudas ni quiebras. El Seleccionador usa la naturalidad como herramienta facilitadora para relacionarse con la prensa y los conocimientos y el sentido común para actuar delante de sus jugadores. Es lo normal pero en el fútbol, a veces, la normalidad no está bien vista. Por eso,cuando aparece, sorprende.

La etapa de Moreno acaba de empezar. España está terminando la transición para alcanzar una etapa nueva. Los campeones de la época de los prodigios, son ya muy pocos en esta España del 2020. Hará falta ensamblaje, confianza y resultados que ayuden a compactar la obra.  Ojalá que los que llegan puedan disfrutar del apoyo unánime del que se beneficiaron los que van saliendo ahora. No será fácil pero al esperanza es lo último que se pierde.