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Sutil, dentro y fuera del campo, encarna el espíritu de la superación para el Martos

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El Martos se ha despertado de muchas pesadillas a lo largo de su historia. La que ahora sufre es la más dura porque se vive en tiempo presente. El descenso y la descomposición deportiva todavía se están pagando. Sin embargo mirar atrás ni sirve ni soluciona. Con la temporada en marcha se ha hecho una plantilla nueva y se trabaja para evitar que, con cincuenta años a la espaldas, el equipo siga en caída libre.

La situación es crítica y solo una fe ciega en las posibilidades y en la historia salvarán a este equipo de una patética celebración del medio siglo. La liga tiene puntos y partidos. Hay soluciones para salir del laberinto deportivo y encontrar la línea ascendente que devuelva al equipo la confianza y a la grada la esperanza.

Hay muchos elementos adversos que lastran la empresa de reactivar al equipo. Son incontables los nubarrones que puede frenar el intento de recuperación. Todo eso es cierto. Es cierto también que puede haber puntos de distanciamiento entre aficionados y equipo. Sin embargo hay un punto de encuentro en el que lo deportivo y lo social se puede citar, el deseo inequívoco de empujar al equipo para evitar el desastre.

Cuando las cosas aparecen como un negro nubarrón, como un viento helado que corta las voluntades, hay que buscar puntos de apoyo para encontrar el impulso que sirva de catapulta general para intentar que todo gire a favor del objetivo.

El Martos, el equipo y los seguidores, tienen un capitán que encarna las virtudes y los valores que hacen falta en momentos como este. Paco Sutil, desde su situación actual, sigue siendo un referente y una voz de estímulo. Sutil sigue en ese barco por voluntad y por cariño. Su ejemplo debe servir para ensamblar las piezas que ahora están sueltas.

Que el espíritu de Sutil sea la primera piedra para que este conjunto histórico de nuestro fútbol, se reconcilie con su presente y empiece a ganar su futuro. Él pudo elegir otras cosas y eligió seguir ahí. No ha nacido en Martos pero su necesidad de luchar por una afición que le quiere y por un escudo al que respeta, le ha llevado a seguir dando ejemplo, dentro y fuera del campo, de fe en el futuro. Si todos siguen la estela de voluntad y fe del capitán, el Martos tiene razones para la esperanza. Nada puede contra el impulso del corazón. El fútbol siempre premia a quienes lo viven con pasión. Remar y creer. No hay otra opción.