Inicio Opinión Antonio Oliver Rafa Perales: «Ser favorito es una sensación externa y no ayuda. Los...

Rafa Perales: «Ser favorito es una sensación externa y no ayuda. Los partidos se ganan a través del fútbol»

Compartir

El fútbol es un territorio abierto. Hay quien piensa que en fútbol está todo inventado. Puede ser. Pasa en casi todas las profesiones. Sin embargo hay muchas cosas que siendo muy parecidas no son lo mismo. Hay quienes repiten hasta la saciedad una tarea y lo hacen sin brillo, de forma previsible, anodina y sin alma. Hay quienes hacen lo mismo todos los días y logran que, cada día,  esa tarea repetida  tenga un matiz desconocido, diferente.

A fútbol se juega con un balón, con las mismas reglas y en un campo de las mismas dimensiones. Sin embargo, la forma que tiene un equipo de relacionarse con la pelota  hace que veamos eternamente el mismo partido o que cada partido sea una caudal de variantes y repentes que nos sorprenden por ser singulares, nuevos. A estrenar.

En fútbol está todo inventado, quizás, pero solo el talento, la ilusión y la inteligencia pueden aportar un soplo de aire fresco que permita hacer de cada entrenamiento y de cada partido una obra diferente, aunque la representación sea siempre en el mismo escenario.

La charla con Rafa Perales desprende un aroma a cosas que parecen tener más que ver con la ilusión que con la realidad. Es joven  pero el fútbol ya le ha descosido algunas veces el traje. Quizás choque ese tono de entrenador casi recién llegado y de ilusiones flamantes con la realidad de su hoja de servicios. Es como si las experiencias vividas no hubieran hecho ni un rasguño en la carrocería del coche en el que hace su carrera de entrenador.

Llegó a Navas para reencontrarse con el fútbol y con él mismo: “Creo que volver a Navas ha sido como un reinicio. A nivel personal me lo tomé así. Era volver a mi casa porque ha sido el sitio en el que mejor me he podido encontrar. Hay una directiva que confía en mí, que me apoya y que me permite trabajar respetando mis ideas. Necesitaba algo así a nivel futbolístico y a nivel personal. Sabía que volvía a un sitio en el que fui feliz y en el que vuelvo a serlo”.

 Perales habla con serenidad y del tono y el ritmo de su reflexión se desprende la sensación de que está siendo muy sincero. Llegó a un equipo que iba a competir en División de Honor pero las fatalidades de Real Jaén y Linares hicieron del “corte” un drama deportivo para el CD Navas: “Siempre quieres estar lo más alto posible y División de Honor es una categoría muy atractiva. De todas formas yo lo tenía hablado con el presidente y, pasara lo que pasara, nosotros íbamos a continuar. El problema estuvo en la confección de la plantilla porque había jugadores disponibles para DH pero no para Primera Andaluza. Hubo que esperar hasta el último momento para jugadores de cierta diferencia pero la base la pudimos confeccionar sin demasiados problemas”

Cambiar de categoría, cambió también algunas cosas, pero una de las razones por la que el técnico está feliz en Navas es la sensación de que se han embarcado en un proyecto que tiene su horizonte más allá de la línea que marca el final de temporada:  «Nuestro objetivo es ambicioso. Lo iba a ser en cualquier caso porque el presidente tiene una idea clara. Quiere dejar a su equipo lo más alto posible. No podemos poner un plazo de tiempo para la consecución de esos objetivos. Lo cierto es que nuestro presidente tiene el sueño de seguir el camino de equipos y pueblos modestos que han logrado estar en Tercera División como Torreperogil o Los Villares en su momento. Ese es un estímulo y un aliciente”.

Las ideas y el proyecto están ahí pero nada más empezar aparece el descenso como primer obstáculo para entrenador, club y afición:  “El descenso nos obliga a mirar desde más lejos el objetivo general y, automáticamente, a lucir  la etiqueta de favoritos. Esta realidad no la podemos cambiar y nos afecta a todos. A nosotros en el campo y a la directiva en lo social con respecto a la afición. Salir, por la contrariedad de un descenso, como favorito aumenta la presión. Parece que tenemos que ganar por obligación. Ganar no es fácil en ninguna categoría y ser campeón menos. Tenemos la obligación de trabajar y de poner todo de nuestra parte para lograr el objetivo más alto, pero ganar por obligación no se puede contemplar. Nadie tiene la seguridad y la certeza de ganar y de ganar siempre”.

Ahora, en un punto cercano al ecuador de la temporada, el CD Navas ya ha respondido a las expectativas y está en la zona alta de la tabla. Estar cerca del objetivo parece que no altera la idea de Rafa Perales con respecto al marco de básico de sus obligaciones: “La clasificación a estas alturas no es determinante. Todo forma parte de un proceso de adaptación para todos. Creo que hemos vivido un proceso particular jugadores, cuerpo técnico, directiva, incluso la misma afición. Desde el primer momento somos conscientes de la exigencia y de la presión que íbamos a vivir. Con la temporada en curso ya lo vivimos en nuestras carnes con una competición que te exigen mucho, una afición que también te aprieta y te traslada la necesidad de ganar siempre. Eso, al final, te lo llevas a una presión personal con la que tienes que convivir día a día”.

Esa es una realidad que así descrita parece que el entrenador, como portavoz de su grupo, tiene controlada. Hay veces en las que el cuerpo técnico preferiría vivir aislado y no sentir  tan encima de ellos la ansiedad, la urgencia y las ganas de un ambiente que casi da por hecho que su equipo será campeón: “ Eso no lo podemos controlar nosotros. Nosotros debemos concentrarnos en lo que podemos manejar, en lo que podemos hacer mejor. Debemos concentrarnos en el juego porque los partidos se ganan a través del juego. Sabes que tienes que ser superior al rival, tienes que intentar sacar la pelota desde atrás de la mejor manera posible para generar ocasiones de gol y luego tener la suerte de, después de crear la ocasión, tener la fortuna de acertar.  En defensa tienes que hacer lo mismo. Concentración y acierto. Se trata de un conjunto de cosas que, bien hechas, te hacen merecedor de ganar el partido. En eso es en lo que debemos centrarnos. Todo lo demás forma parte un ambiente con el que tenemos que convivir pero que no nos puede afectar ni para la depresión ni para la euforia.  Nosotros debemos atender a lo que nos ayuda a ganar. Lo externo tiene más que ver con la sensación que con la realidad. Debemos ser positivos”.

Su equipo juega en una categoría que no esperaba pero tiene la sensación de que hay un fútbol que viene cargado de buenos argumentos y que ese fútbol tiene a técnicos y jugadores, llamados a ser protagonistas en un futuro cercano que ahora juegan en esta categoría: “Creo que jugamos en una categoría muy competitiva. Llegan equipos con entrenadores jóvenes, por ejemplo Los Villares. Son un grupo joven, con un entrenador joven también, que ha controlado a esos jugadores desde categorías inferiores. El Mancha Real es el mismo caso. Iliturgi tiene también un entrenador que lleva mucho tiempo en ese club. Creo que está emergiendo una generación de entrenadores y jugadores que, a priori, no tienen el nombre de jugadores consagrados como pueden ser Valero o Miguel pero que están en el camino. Este panorama hace que la categoría tenga un nivel competitivo alto”.

Al citar el nivel de la categoría viene, inmediatamente, la necesidad de evaluar al tiempo que lo hacemos con el fútbol de la Primera Andaluza, el del arbitraje. Qué piensa Rafa Perales de los árbitros que dirigen sus partidos: Es lo de antes. Hay cosas que no están en nuestra mano. Son cosas en las que, como mucho, puedes influir y la única forma en la que puedes influir es tratándolos con respeto y si puedes ayudarles, les ayudas. Se van a equivocar igual que los futbolistas o igual que yo mismo en cualquier cambio. No podemos enfocar nuestra energía en el árbitro. Hay, es cierto, quienes abusan de ese “otro fútbol” y debemos estar atentos para no ir de pardillos pero nosotros, por principio, tratamos de empatizar con el arbitraje porque es de nuestra misma categoría”.

Lo que garantiza la paz y el buen gobierno en cualquier singladura es el acierto a la hora de seleccionar la marinería: “Tenemos un grupo al que conocemos bien. Hay una base que conocemos desde hace mucho tiempo, gente de casa. Los que han llegado tampoco son desconocidos, ya han estado con nosotros y eso ayuda. Crea un clima afectivo que es el marco en el que puedes sacar con más facilidad las virtudes del jugador. Si el escenario es de disciplina ferrea, de obligaciones severas o de miedos, el futbolista tiene más dificultad para atreverse a cosas diferentes, nuevas, a ese regate y al riesgo del que pueden salir cosas positivas. Es mi idea”.

Ahora Rafael Perales vive en un espacio que él mismo ha calificado de reencuentro futbolístico y personal. Le hacía falta, reconoce. Eso nos lleva a hablar de una experiencia menos agradable en Martos: “Ese es un tema para tres charlas como esta. Lo primero que me viene a la cabeza es la sensación de haber tenido una experiencia que me enriqueció y que enriqueció mi bagaje como entrenador. No hay rencor ni nada parecido. Quiero quedarme con lo positivo. Vivimos situaciones que nos han hecho madurar y conocimos personas que pueden aportar e iluminar en ciertos momentos. En ese sentido tenemos que quedarnos con la suerte de habernos cruzado con personas como Pepón, Paco Sutil, Montiel, Ángel…muchos jugadores con los que mantenemos buena relación y que nos han enriquecido. Si es cierto que el proyecto carecía de solidez y eso complicó mucho las cosas. Si el barco no tenía claro el destino daba igual el capitán que entrara. Creo que lo que pasa ahora tiene todavía que ver con lo que pasó entonces. Estas tempestades las traen aquellos vientos”.

El pasado es ese y el futuro parece que está claro para el entrenador que buscaba un espejo donde mirarse. El CD Navas es el lugar en el que a Perales le gustaría plasmar la idea de fútbol que asoma muy clara en su discurso: “Estoy muy bien en Navas. Nos permiten crecer. Ellos han apostado por mí y yo he apostado por el CD Navas. Si logramos el objetivo nos gustaría seguir hasta lograr el sueño de todos. Si no es así siempre dependeremos del presidente y de si nos da o no continuidad. Sea como sea la idea es llevar al club lo más alto posible”.

Uno de los aspectos que pueden llegar a ser determinantes para un equipo es el de la afición. La grada emite sensaciones y eso llega de forma inevitable, para bien o para mal, a los protagonistas del juego: «La afición es libre y puede hacer lo que considere pero, a mi modo de ver, la afición debe apoyar a su equipo y hacerlo sobre todo cuando lo está pasando mal. Es en ese momento cuando más lo necesitamos y es lo más positivo para el equipo. En nuestro caso tenemos una etiqueta de favoritos pero eso ya habrá tiempo de verlo. Hay un curso muy largo y las notas son al final. Mientras, todo los equipos queremos tener cerca a nuestra afición porque si no la tenemos es una fuerza que perdemos y que gana el rival. No es lo mismo asumir riesgos, en el caso de los futbolistas, con el “run,run” de la grada que con una grada que apoya. Afición y equipo vamos en el mismo barco. Durante el partido me gustaría que animaran y si tienen que pitar que lo hagan al final”.

La conversación con Rafa Perales es fluida y sirve para, entre líneas, descubrir los matices de su edificio interior. Es consciente de las dificultades pero, como si influyeran poco, sostiene una idea que lleva impresa en el método. Habla durante toda la conversación de “nosotros”. No se trata de un plural mayestático, se refiere a su equipo de trabajo. Se deduce fácilmente que Rodri Serrano, su preparador físico y hombre de confianza desde que empezó la tarea de entrenador, es parte fundamental de su proyecto y no un mero preparador. En Navas han encontrado a Domingo, ese hombre para todo que los clubes tienen por el salario del corazón y que, mejor que mucha gente, comprende el alma del entrenador y el futbolista.  

Perales tiene un plan y parece que ni el confort de estar en casa ni la obligación que le impone la condición de favorito, alteran sus pasos. El tiempo y el fútbol le han dado cosas, mejores o peores. De todas ha sacado provecho y ahora el CD Navas las recibe en cada partido, en cada sesión de entrenamiento. Prefiere el «Hablando se entiende la gente» a «La letra con sangre entra». El vestuario lo sabe.