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Real Jaén 2020, bola de partido, que Dios reparta suerte

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El Real Jaén ha cerrado un año trascendente. Lo cerró de manera dulce y agria. Besó el firmamento de los sueños coperos frente al Alavés y masticó la tierra más áspera en Loja. Ejemplo de una realidad incontestable. Un club cargado de historia, referente social y reserva sentimental de muchas generaciones de jienenses que, ahora, vive un momento de penurias, falta de liderazgo y descrédito.

El futuro no lo conoce nadie pero el presente está lleno de hitos inquietantes que muchos tratan de minimizar pensando que, al ignorarlo, el problema desaparece.  Ampliación de capital, comisiones, promesas, anuncios…dilaciones. Vacío profundo y oscuro. Desde hace meses no se ha movido nada y el tiempo pasa. Sin embargo los corazones se inflaman si el equipo gana un partido o es capaz de sorprender a España con una gesta. Fuegos de artificio. Aspirinas para un mal que necesita tratamiento invasivo y severo.

Hoy solo se piensa en que el domingo 12 de enero llega el Levante y en que, lo mismo que se hizo con el Alavés, se puede lograr el milagro de pasar. Marionetas en la cuerda. Puede ser, esto es fútbol, pero los problemas siguen ahí. Hay que ponerle nombre a la enfermedad, cambiar el tratamiento y limpiar la herida.

Comprendo que la gente sea feliz pensando en la Copa pero antes está el Linares. La verdad, lo que cuenta para el futuro, es jugar liguilla y si el equipo se descuelga, además del disparate económico que ya sufre el club, tendrá un mazazo deportivo de consecuencias incalculables.

Respeto a quienes ven en la actual propiedad del club una garantía de futuro. Cada uno tiene su religión. Sin embargo los hechos son tan crueles que cuesta trabajo mantener la fe en esto. Ojalá que los discípulos de Membrado estén en lo cierto y quienes pensamos que los renglones se tuercen hacia el abismo, seamos los equivocados. Lecciones de cariño al Real Jaén puedo recibir muy pocas pero, una cosa es querer a este club y otra seguir con los ojos tapados, como el caballo de los picadores, a Tomás Membrado.

El Real Jaén no tiene nada que ver con la persona que lo compró por un euro, que lo descendió y que lo mantiene en Tercera División tres años después, aumentando deuda y perdiendo el crédito . Cuanto antes se den cuenta los aficionados, mejor para el Real Jaén. Confundir una cosa con la otra es lo que más nos acerca al desastre.