Inicio Portada Hopa: el Amancio del Real Jaén (In memoriam)

Hopa: el Amancio del Real Jaén (In memoriam)

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Ismael Almazán durante el periodo que dirigió en Palabra de Fútbol la sección «Fútbol Contado» mantuvo una entrevista larga, reposada, futbolística y personal con Emilio Guerrero Prieto «Hopa«. Hoy hemos recibido la triste noticia de su fallecimiento y como homenaje de admiración y recuerdo reproducimos aquella charla que Ismael, magistralemente, tradujo a entrevista. Su vida, su infancia, Jaén y su familia pasan por este texto que les animamos a leer con detenimiento porque es un excelente retrato del entrañable Hopa

El Real Jaén es uno de esos clubes históricos del balompié nacional y aunque muchas veces ha estado a punto de desaparecer y ha jugado al filo de la navaja, siempre ha mantenido con orgullo el Real. Ha paseado el nombre de la ciudad por todo el territorio nacional y por él han pasado a lo largo de su historia magníficos jugadores. Cuando apenas quedan siete años para celebrar su centenario, es importante recordar algunos de los hombres que han hecho grande a este club.

Si decimos el n12 (2)ombre de Emilio Guerrero Prieto a los aficionados del Real Jaén, posiblemente a muchos no les diga nada, pero si nombramos a Hopa, todo el mundo lo reconoce. Un extremo derecha magnifico que hacia levantar a los aficionados de las gradas con sus galopadas por la banda y sus numerosos regates que, a veces mal entendidos, hacían reaccionar a los aficionados con reproches o aplausos.

Parece que fue ayer cuando defendía la elástica blanca, pero el 9 de noviembre cumple 71 años este sevillano de nacimiento pero jiennense de adopción, como me manifestó durante toda la entrevista. Es una persona entrañable y muy humilde. Me cuenta que su infancia en Sevilla transcurrió en el nº 6 de la calle Alberche y que iba de su casa a la casa de enfrente y de la casa de enfrente a su casa, apenas salía y cuando lo hacía, era para ir a la plaza donde con sus amigos jugaba al fútbol.

Con ese acento tan característico de los sevillanos y con tintes jaeneros, me comenta que estudió en el colegio La Borbolla donde estuvo toda su vida como estudiante: “Entré chiquitito, chiquitito con seis años y salí con trece cuando terminé la escuela. Allí no jugaba a otra cosa que no fuera al fútbol. Esa fue mi infancia, la escuela y el fútbol y nunca mis padres me prohibieron que jugase porque me veían feliz”. Desde allí al Sevilla donde firmó con trece  años. 

¿Cómo estás Emilio?

«Regular nada más, para que te voy a decir otra cosa. Tengo muchos dolores de cabeza y me estoy quedando sordo, además ahora en unas semanas me operan de cataratas  del ojo derecho. La memoria también me falla, los años no pasan en balde».

¿Por qué te llaman Hopa si no es tu apellido?

«Jugábamos en la plazoleta de mi calle allí en Sevilla y otro niño, para que le echara la pelota, le dio por decirme: “ Jopa, Jopa,” . Jopa fue transformándose en Hopa y al final me quedé con Hopa para toda la vida. En el Sevilla AT. Hopa me ponían en las alineaciones. Total que me conoce todo el mundo por Hopa y por Emilio casi nadie».

Ana, su mujer, está atenta a la conversación, sale y entra con las tareas de la casa y de vez en cuando refresca la memoria de Emilio con algunos detalles que olvida su marido. ¿Donde os conocisteis?

En Sevilla. Ella tenía 18 años  y desde entonces estamos juntos. Hemos tenido tres hijos. La mayor Ruth que nació en Huelva, y  dos varones. Fran es Sevillano y el pequeño Mario nació en Jaén. Los dos niños jugaban bien al fútbol pero se aburrieron y lo dejaron. Ahora tengo mis esperanzas en mis dos nietos, uno de ellos juega en la Peña y se ha puesto en la camiseta el nombre de su abuelo.

Lo que son las cosas, vinimos a Jaén para un año estableciendo nuestra casa  en el barrio de El Ejido de Belén, y nos quedamos para toda la vida. Pero no me arrepiento, hemos estado muy a gusto. En frente de mi casa había una zapatería y una tienda, la de Juan. En la zapatería me tiraba las horas muertas hablando o me iba al bar que había en el Paseo de la Estación, Las Vegas,  a sentarme y tomarme una cervecita y a casa. Esa era mi vida, terminaba de entrenar y a la zapatería. Yo nunca he sido de salir  beber y nunca he fumado. Siempre me cuide muchísimo. La única vez que me multaron fue por ir con mi mujer y unos compañeros a la feria para tomar churros y como había que estar a las nueve en casa, nos multaron a todos. Pero yo en Jaén muy bien.

 Emilio ha sido de esos jugadores que siempre fue titular en todos los equipos donde jugó. Un extremo muy rápido y con un regate fácil y repetitivo. Era capaz de dejar en entredicho al mejor defensa y quizás por eso se haya llevado tantas patadas. Ni dentro ni fuera del terreno de juego fue polémico y siempre un buen compañero. Su físico y la forma de jugar me recordaba a Amancio, aquel  maravilloso extremo del Real Madrid. Ambos vestían de blanco y llevaban el 7 a la espalda, de estilo semejante y de rostro bien parecido.

Emilio, empezaste a dar tus  primeras patadas en la calle y en el colegio. Cuéntame un poco tus pasos como jugador.

Bueno, también jugué mucho en el campo de Los Mártires , hasta que me fichó el Sevilla con 13 años y allí estuve hasta terminar mi etapa de  juvenil, en la que el Sevilla me cede al Mérida. Pasé de ser juvenil a profesional sin ser amateur. El gerente del Sevilla tenía mucha amistad con el presidente del Mérida que era un alto grado militar. En Mérida, donde estuve un año, cobré mi primer sueldo, solo para ir tirando, no ahorraba ni un céntimo.

La temporada siguiente volví al Sevilla At., pero enseguida me volvieron a ceder a la Balompédica Linense, donde hice la mili. Cuando terminé el servicio militar de nuevo me cedieron al Algeciras otro año. Estaba ya cansado de tanta cesión y cuando terminó la temporada le dije al presidente que nada de más cesiones y me desvinculé del Sevilla.

Como jugador libre firmé por el Rvo. de Huelva. Me tiré jugando dos años cobrando muy poco, no ganaba ni para comer, pero estuve muy a gusto. Me esperaban los aficionados en la puerta del campo para darme algunas cositas, todos me querían invitar,… detalles de la gente que me quería. No me hubiese importado seguir pero no lo consideraron oportuno y así llegué a Jaén.

Al Real Jaén vine para una temporada que al final fueron cinco jugando, del 70 al 75 y mira todavía estoy aquí. –A Emilio se le enciende los ojos y muestra una sonrisa a la vez que intenta levantarse y venir hacia mí, expresando con gestos su alegría-. De verdad que lo mejor de mi vida futbolista lo he vivido en Jaén. El estadio de La Victoria era un espectáculo. Nada más ver el campo con tanta gente, te daba ganas de jugar y, cuando no marcaba o no ganábamos, me sentía muy mal. Recuerdo que una vez no marchaban bien las cosas y todos decidimos dejarnos el bigote hasta que no consiguiésemos una victoria. Lo peor de todo fue cuando me mandaron una carta diciéndome que no contaban ya conmigo.  – Esta vez se emociona y apenas le salen las palabras del cuerpo, su esposa le calma para que podamos seguir charlando-Aquello me mató, yo quería seguir en el Real Jaén.

9 - Hopa sexto de abajo en el Linares-Nos damos un respiro y le gasto alguna broma sobre su aspecto juvenil, tomamos un refresco y seguimos-.

Cuando me dieron la baja en el Real Jaén, y se enteraron en Linares, me ficharon al día siguiente. No veas la gente de Jaén, me iban a matar. ¿Pero qué iba hacer yo?, ¡Tenía que comer! Después me tuve que hacer amateur para poder firmar  por el Hellín. Me hablaron tan bien de ese equipo que no lo dudé y la verdad que fenomenal. Ya mi último año lo eché en Villarrobledo.

Después tuve suerte porque nada más dejar de jugar empecé a trabajar en Coosur y allí me animaron a seguir, dándome permiso para firmar por el Iliturgi y después en Porcuna con Manolo Haro de entrenador. Iba solo una vez a entrenar, con el trabajo no podía hacerlo más veces. Lo último que hice fue jugar con el equipo que hizo la empresa de Coosur y desde entonces no he vuelto a ponerme las botas nunca.

¿Tuviste alguna vez la oportunidad de dar un salto a un equipo grande?

Sí. El Granada, cuando estaba en 1ª División me siguió y vino a por mí pero el presidente le dijo que venderían a cualquier jugador menos a mí. Se llevaron a Zunino, Santi y Susi. Yo estaba muy contento en Jaén pero jugar en 1ª no es lo mismo que hacerlo en 3ª. Me llevé un palo. También el Murcia en 2ª División quiso ficharme pero tampoco pudo ser.

¿Qué recuerdos te trae la antigua Victoria?

Siempre entrenábamos allí y cuando no se podía, bajábamos a la Salobreja, pero muy pocas veces. Detrás de la portería que daba a los vestuarios había un túnel pasa salir y entrar, ¡ojú! la que se liaba hasta llegar al vestuario cuando las cosas no salía bien. Algunas veces era entre nosotros mismos y no te quiero decir con los contrarios. Yo he presenciado allí auténticas batallas campales. Les decía: “ chiquillo que el partido ya se ha terminado”. El fútbol no era fácil en aquellos tiempos, desde el inicio hasta el final había patadas, peleas, insultos,…El reglamento ha cambiado mucho para mejor. Antes tenías que “matar al contrario” para que te sacaran tarjeta roja.

Otra cosa, Yo nunca hubiese cambiado el campo de sitio. Le cogía muy cerquita al aficionado, se dejaban caer de todo Jaén. Era un lugar muy cercano y familiar para la afición y por muy mal que fuera el equipo casi siempre se llenaba. Me hubiese gustado que lo hubiesen remodelado y que no se hubiese cambiado de sitio.

hopaTú siempre has marcado goles en todos los equipos donde has jugado, pero ¿Con cuál te quedarías?

He marcado siempre y en el Real Jaén he sido muchos años máximo goleador. Recuerdo cuando le ganamos al Murcia 2-0 y ambos los hice yo, pero el más bonito fue contra la Balompédica Linense en La Victoria. El partido estaba casi terminado con el cero a cero y cogí un balón y desde medio campo tiré ¡Qué golazo! – Emilio se viene arriba narrándolo-. Fue impresionante.

Marqué muchos goles porque las lesiones siempre me respetaron. Nunca me lesioné por una patada y mira que me pegaban en los partidos. Terminaba los encuentros y no me podía mover de lo que me daban, pero la entrada más dura que yo recuerdo fue en un entrenamiento. Fue  Delgado. Me vino un balón y lo puse en largo y se tiró a por mí y la que me endiñó, -Se ríe contando la entrada-. Mira que era una persona, un compañero y un jugador extraordinaria pero con un carácter muy temperamental. Me decía “Emilio te has ido dos veces, a la tercera no te vas”, me lo advertía.

Gracias a Dios, nunca tuve una lesión de gravedad. Bueno una vez en el Rvo. de Huelva al ir a controlar un balón cerca del foso me caí dentro y estuve varios meses de baja con una escayola en la cintura. Llegó a decirme el médico que no volvería a jugar, pero a los pocos meses ya estaba marcando goles. Otra vez en el Real Jaén me dieron un golpe en la nariz y me la partieron, pero nada más.

La verdad que siempre me he cuidado mucho. Estando de vacaciones no jugaba ninguna pachanguita para no lesionarme y creo que todo eso me ayudó mucho.

-Consultando datos del libro “Jaén por el deporte del fútbol” de M. Palacios Zamora, cuando llegó Hopa al Real Jaén en la temporada 70/71 en 3ª División se proclamó pichichi con 13 goles, siendo su primer gol frente al Valdepeñas en la jornada 9º,  el nº 1262 de la historia del Real Jaén-

¿Te han expulsado alguna vez?

Muy poquitas, creo que nada más que una y fue a raíz de un gol que conseguí en La Victoria. Cuando marqué, un contrario me dio una patada y yo que estaba hartito de las que me daban, me revolví y le di otra, me expulsaron.

La vez que yo recuerde que más patadas me dieron fue en Adra. Estaba ya aburrido, era una detrás de otra. Me fui para el defensa, le enseñé la pierna y le dije “¡a ver si te equivocas una vez y le das al balón!”. Me hincharon. Algunos árbitros empezaron a caerme mal porque yo les decía que me iban a partir las piernas y no hacían nada. Después  comprendí lo difícil que lo tienen y siempre los he respetado.

Eran otros tiempos y la seriedad en los pagos no era la de hoy. ¿Te dejaron a deber mucho dinero?

Mira, a mí me han dejado a deber dinero en todos los equipos, en unos más y otros menos pero en todos. Ahora no está el fútbol como antes, ha cambiado en ese aspecto mucho y a mejor.

En Jaén, me han tratado muy bien en el aspecto deportivo pero en económico siempre me han dejado a deber mucho dinero, casi toda la ficha. Mira como estábamos que nos juntábamos varios jugadores en el kiosco de Las Palomas y después de tomarnos una cervecita decíamos de ir a comer a algún sitio e íbamos sin dinero, nos conocían y lo dejábamos para pagarlo otro día. Íbamos cobrando poco a poco y a cuenta.

¿Qué tal con los compañeros y con los entrenadores?

Siempre he respetado a todos desde Ruiz Sosa, Pedro Eguilú, Pepin Eri, Paquirrini,..Cada uno tenía lo suyo pero jamás tuve ningún problema con ellos.

Con los compañeros también me llevé siempre bien. Alguna vez había pequeños roces en los entrenamientos, lo normal. Jamás tuve ningún incidente con ninguno. He jugado en el Jaén con Delgado, Azcarate que vino cedido del Betis, Margarito Flores, Mesa Cruz, Zubitur, Machado, Saavedra, Laria, Reina, Monterde, Susi,…Algunos de los compañeros de otros equipos como Vázquez, Bancelero y Dorrego aún me llaman.

A mí el jugador que más me gustó de mi época fue Juanito Arza del Sevilla y de los más recientes Butragueño.

¿Alguna vez pensaste ser entrenador?

A mí lo que siempre me ha gustado es jugar pero sí me hubiese gustado ser entrenador. Me echó para atrás tener que ir a Madrid para sacarme el título.

¿Ves últimamente al Jaén?

A raíz de ponerme malo apenas salgo de casa y también dejé de ir al fútbol. Hace de esto ya un año, pero hasta entonces he sido socio, de los que pagaba. Mira, desde los 13 a los 18 años estuve en el Sevilla, además entrenando con la primera plantilla y coincidí con Manolito Ruiz Sosa de jugador, que después lo tuve aquí de entrenador. Lo que te decía, mi equipo siempre por encima incluso del Sevilla es el Real Jaén y siempre estoy pendiente de él.

¿Eres consciente de lo que la gente del fútbol de Jaén te quiere?

 y yo también a ellos. La prueba es que vine para un año y me quedé para siempre.

Aún recuerdo aquellas tardes de domingo con apenas diez años el clamor del viejo estadio de La Victoria cuando Hopa recibía el balón en la banda derecha y empezaba a fintar al defensa. Todos esperábamos su arrancada en velocidad, los sucesivos cambios de ritmo y el centro al área. Era el Amancio del Real Jaén.

Cerca de cincuenta años han pasado ya y aquel excelente jugador sigue siendo una persona campechana y humilde que un día llegó a Jaén con su familia convirtiéndose en un jiennense más. De expresión amable y mirada profunda, Emilio Guerrero Prieto “HOPA”, al que nunca le gustaron las entrevistas, nos ha abierto hoy, no solo su casa, sino nos ha dejado ser partícipes de sus sentimientos y emociones que lleva a flor de piel.

Gracias a esta leyenda del fútbol jiennense por acogerme en unos momentos delicados de salud con tan buen agrado y permitirme poder hacer un poco de justicia histórica con uno de los mejores jugadores que ha vestido la camiseta del Real Jaén.