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Alberto González: «Quiero estar en los Juegos Olímpicos de Tokio, son mi objetivo»

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Alberto González Moyano (Jaén, 1998. Club Atletismo Jaén Unicaja). Estudia en la Universidad de Jaén y trabaja a diario para seguir instalado en la élite del atletismo. Su especialidad es lanzamiento de martillo. Es muy joven pero su historia empezó hace mucho tiempo, cuando solo tenía cinco años. En su caso confluyeron la herencia y el ambiente. Estaba claro que solo podía ser atleta. Joaquín Moyano, Rafael Moyano…Alberto empezó a asimilar la seriedad, el esfuerzo, el rigor, la disciplina y el gozo del deporte en la vida diaria. En su universo doméstico todo eso era “moneda de curso legal”: “Desde los cinco años hasta ahora he pasado por muchas disciplinas hasta que, atendiendo al desarrollo biológico, viendo que era un chico grande, explosivo, rápido… opté por el lanzamiento de martillo. En realidad, teniendo referentes como mis tíos, Joaquín y Rafael Moyano, se entiende que el deporte y el atletismo fueran algo normal en mi vida. Mi primo, Joaquín Moyano “Kini”, es mi entrenador también. Llevamos juntos desde el principio y tenemos una excelente relación. Todo viene a confluir y el componente familiar ha condicionado positivamente mi relación con el deporte”.

Elegir lanzamiento de martillo fue una decisión acertada porque, desde que llegó a esta disciplina, su crecimiento ha sido espectacular. Está entre los mejores lanzadores de martillo de España y culminó el pasado verano con una medalla de oro en el Campeonato de Europa Sub-23 en Gavle, Suiza.

Para los no iniciados su especialidad es poco conocida y, quizás, se ve de una forma diferente a lo que es en realidad: “Mucha gente piensa que se trata de un deporte, sobre todo, de fuerza y que el componente físico es lo más importante. Lo es, pero hay un aspecto fundamental que es la  técnica. Esto es igual o más importante. Dedicamos, ahora que el nivel es alto, entre cuatro y seis hora diarias a entrenar durante seis días a la semana. El aspecto técnico cuenta mucho. Luego hay que tener muy buena cabeza porque tienes que preparar todo tu cuerpo y tu mente para que esté a punto el día y a la hora que tiene que estar. Es complicado y eso explica que algunos deportistas no puedan dar el máximo de sus posibilidades, porque no logran encontrar ese equilibrio, esa mente fría que es fundamental”.

Alberto considera que la faceta mental es genética.  Piensa que viene con cada persona y que se complementa con un ambiente en el que se crece aprendiendo comportamientos orientados a la competición y a la vida sana y que te impulsan a alcanzar determinados  rendimientos. Lo explica con naturalidad porque, en realidad, cuenta una experiencia personal vivida en su familia, con él como protagonista. Sin embargo ese mundo que puede parecer un burbuja de acciones individuales, para Alberto, tiene un aspecto colectivo y gratificante: “Hay una parte personal y que, efectivamente, vives de forma individual. Piensas todo el día en deporte. Te dedicas al entrenamiento “invisible”. La alimentación, la fisioterapia. Esta parte es de cada uno pero cuando sales de la competición, del “círculo”, están los compañeros, los amigos del deporte. Entonces todo es de otra manera y la verdad es que es un muy bonito. En eso si es un deporte de equipo, aunque en la pista sea una disciplina individual”.

Este joven lanzador de martillo estudia en la Universidad de Jaén y está disfrutando de su carrera. Hace fisioterapia y agradece que la UJA le facilite en todo lo posible las fórmulas para compaginar su actividad de atleta de élite y los estudios: “La Universidad me facilita, hasta donde puede ser y si está en sus manos, que pueda compaginar mi ritmo de entrenamientos y de competición con mis deberes académicos. La verdad es que es complicado que puedas afrontar la carrera para terminarla en cuatro años. A este nivel es muy difícil. Este año es año olímpico y he cogido la mitad de las asignaturas. De todas formas tengo suerte porque, por mi actividad, coincido con grandes profesionales de la fisioterapia y puedo recibir enseñanzas y consejos de un gran valor. No importa si tardo un poco más en acabarla. Prefiero hacerlo así». 

La medalla de oro en Suiza, en el europeo sub-23, fue la consecuencia de una vida. De un trabajo constante, de una manera determinada de hacer las cosas y de levantarse cada mañana pensado en ese centímetro que te acerca a tu objetivo. Alberto relata el momento en el que se proclamó Campeón de Europa y nos revela un dato, como mínimo sorprendente: “No recuerdo ni el día ni la hora a la que sucedió. Solo sé que era julio, que hacía mucho calor y que al confirmar la validez de mi lanzamiento me derrumbé de emoción. Recuerdo  que lloré abrazado a mis compañeros. Sabía que en esa medalla estaba el esfuerzo de muchos años, de muchas horas de entrenamiento. Siempre deseas ir a una competición como esa y verte en lo más alto del cajón escuchando el himno de tu país. No recuerdo ni el día ni la hora, solo la imagen, la emoción y la alegría del momento”.

Este verano hay una Olimpiada. La evolución lógica hace pensar que Alberto González debería estar en esa cita. Sin embargo él conoce perfectamente la situación y sabe que tiene por delante un reto tan ilusionante como severo: “Estoy mentalizado para lograrlo. De momento estoy muy bien posicionado. El 28 de los 32 que tendrán plaza para esa Olimpiada. Sin embargo sé que, como yo, todos van a dar este año lo máximo para estar allí. Ahora mismo ese puesto es muy provisional. Hay dos opciones conseguir la mínima, que es 77.50, una marca solo al alcance de doce o catorce atletas y llegar por puntos. Al puesto 32 se llega por los puntos que se consigue con la media de cinco competiciones y en esa opción estoy el 28. Tengo que seguir trabajando y buscando competiciones  de nivel para seguir sumando puntos y poder estar en la Olimpiada. Es mi objetivo”.

Hablamos  con un deportista joven y llamado a estar en la cita de más prestigio dentro el mundo del deporte. Sabe que en Tokio está el sueño al que aspira cualquier atleta, desde que tiene uso de razón. Sin embargo se produce con la serenidad de un experto y analiza con claridad ventajas e inconvenientes de su condición: “Sé que estoy viviendo algo muy bonito pero, por la forma de vivir a la que estoy obligado, noto la falta de tiempo para estar con la familia. Echo de menos estar más tiempo en casa. Estoy con mi otra familia que es la del atletismo pero me gustaría tener más tiempo con los míos y con los amigos”.

Un atleta de casi dos metros y 120 kilos de peso lleva,  sin demasiado esfuerzo, el rigor de su dieta para mantenerse en forma: “Cuesta mucho pero menos de lo que la gente puede pensar. Se trata de tener unos hábitos saludables. Privarme de algunas cosas no me supone un esfuerzo grande. Quizás lo que me cuesta es comer todo lo que necesito para mantener los niveles de energía. Tengo una dieta variada más que estricta. Esto me lo regula una especialista desde Barcelona y me va bien. Como de todo, pescado, carne, fruta, verdura y grasas buenas como nuestro excelente aceite”.

 Estos días Alberto González y su entrenador están en Barcelona trabajando junto a la Selección de Francia que está concentrada en la ciudad Condal. En esa concentración está también el subcampeón mundial de la especialidad: “Nos enteramos de que iban a estar aquí y solicitamos a la Federación poder compartir estas fechas y lo aprobaron. Es una oportunidad que estoy tratando de aprovechar al máximo. Sabíamos que podía ser una ocasión para seguir aprendiendo cosas y conocer todo lo último que ponen en práctica los mejores. Estoy muy contento de poder haber venido y de cómo va todo”.

Alberto ha sido distinguido con la Bandera de Andalucía  que se entrega hoy en la capital. Es un reconocimiento a su trayectoria y, sin duda, un impulso para seguir trabajando y tratando de conseguir sus objetivos: “Estoy contento pero será imposible estar ahí para recogerla. No hay forma de compaginar los viajes y las fechas.  He intentado compaginar fechas, horarios y medios de transporte pero no ha habido forma porque, además, el sábado tengo una competición en Castellón y no ha habido forma de estar allí. La bandera la recogerá mi tío Joaquín Moyano, que fue socio fundador del club Zeus y vicepresidente. Creo que si no estoy yo,  nadie mejor que él para estar allí en mi nombre”

Alberto González Moyano. Atleta. Lanzador de Martillo. Campeón de Europa Sub-23 y deportista en el mejor y más amplio sentido del término. La manera de mirar su presente y su futuro reflejan un equilibrio que, seguramente, es el mejor aliado para asirse con garantías a la lucha diaria para estar en la élite. Su trabajo constante, la comunicación perfecta con su entrenador y la memoria genética que le da haber nacido en la familia que nació, se conjugan para que Jaén tenga a unas de la figuras con más proyección del atletismo nacional. Su relato es sereno pero cargado de ilusión y de entusiasmo. No flota, anda con los pies en el suelo y mientras sus esperanzas vuelan a la par que su martillo, él disfruta ya con la que será su profesión. Va a ser fisioterapeuta. Sabe que ese será su lanzamiento más largo: “Va a ser mi futuro.  Lo estoy disfrutando desde ahora. Me gusta lo que hago y me siento afortunado”. La felicidad plena no existe pero sus palabras suenan a algo muy parecido…