Inicio Especial Nunca un tatuaje dio para tanto… por Diego Bardanca

Nunca un tatuaje dio para tanto… por Diego Bardanca

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Diego Bardanca. Jugador de fútbol.- Llevaba tiempo queriéndome hacer un nuevo tatuaje, uno al igual que los anteriores, que contuviera un mensaje simbólico. Una especie de recordatorio como el de la alarma del móvil, que inherentemente, te recuerda algo de forma sistemática.

Buscaba algo feroz, clarividente, sin extravagancias, en un tamaño reducido, pero con una resonancia bestial. Así era como lo había imaginado.

¿Que debía recordar?, ¿De qué debía estar agradecido?, ¿Qué podría ser tan profundo? Después de mi paso por Polonia, Serbia y ahora en Eslovenia, países como todos sabemos con un pasado reciente tan atroz pero tan cargado de emociones y de lecciones trasladables a nuestros días, quizás podría plasmar alguna de las enseñanzas adquiridas.

Siempre me ha apasionado la historia, y aunque en muchos casos no es muy agradable hablar de ella con personas que la han vivido in situ, especialmente aquellos que han tenido que superar una guerra, intentaba no desaprovechar esa oportunidad que se presentaba en forma de café, sobremesa, paseo, comida, etc. para hablar de ello. Y lo cierto es que no había día en el que no se me erizara la piel.

Muchos se atreven a comparar la guerra con un partido de fútbol, pero nada más lejos de la realidad, siempre recordaré una charla con un buen amigo serbio en la que me decía : “En una guerra no hay ganadores y perdedores, créeme en una guerra nadie gana, todos pierden. La única diferencia es que unos pierden más que otros, pero nadie gana “repetía una y otra vez. En una guerra no hay consuelo, ni en el mayor de los casos piedad, se lleva todo por delante sin preguntar, sin dejarnos pestañear si quiera , es capaz de arrebatártelo todo de un solo plumazo sin poder despedirte».

Por fortuna una guerra también tiene su desenlace, ese momento de alivio, pero también de maldecir lo ocurrido, lo que se ha perdido en ella, la incertidumbre de lo que está por venir. Ahí es donde uno trata de recomponerse a sí mismo como puede.  Y lo que siempre me decía la mayoría es que el mejor homenaje que le podían hacer a los que no están , o a los afortunados que sobrevivieron pero dependen  de otros para subsistir, como pueden ser nuestros padres , hijos o abuelos , es seguir adelante, que no significa olvidarlos , sino defender por lo que muchos lucharon hasta su último aliento.

“Yo por mi hijo. No sabía cómo saldría adelante , pero sabía que lo haría por él y por mi esposa, y lo conseguimos , aquí estamos casi 30 años después “, me decía mientras sonreía .

Sé que no se ejecuta con la misma ligereza que se escribe , pero ¿ Que otro camino hay ? Seguro que en lo más profundo nos sobran motivos para seguir adelante y escasean las razones para no hacerlo.

Hay una maravillosa frase de un gran alpinista, Sebastián Álvaro, que dice: “Hay una parte de la vida que decide el azar y otra que elegimos nosotros, y lo único que podemos hacer es enfrentar lo que nos coloca el destino delante.”  

Pienso en todas esas personas que conocí y en todas ellas, ahora mismo veo esperanza, veo libertad , veo una enseñanza moral y de vida que han adquirido después de sobreponerse a una hecatombe de este tipo y que desde entonces les acompaña. Quizás también se pueda extraer algo de todo lo que está ocurriendo en España en estos momentos. Puede que todo esto entre otras muchas cosas nos enseñe a desacelerar, a valorar esos pequeños detalles llamados rutina que envolvían el día a día de forma tan continua que los obviábamos completamente. Ese abrazo necesario , el mismo chiste de cada lunes, el simple hecho de respirar aire puro , el café en el bar de la esquina, la compañía, a lo mejor éramos felices y no lo sabíamos. Quizás esto nos ayude a pararnos por completo y empatizar y a valorar a las miles de personas que no pueden dejar de trabajar, que nos abastecen , y hacen lo posible para que no nos falte de nada, exponiéndose a una situación de riesgo, cada uno desde su sector profesional y laboral, todos y cada uno imprescindibles. ¡ Gracias ! pd: ya sé que a muchos os encantaría poder ir a trabajar, espero que no me malinterpretéis )

«Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa si es segura. Cuando salgas de esa tormenta no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata la tormenta».

(Haruki Murakami) 

Hoy nuestra guerra es diferente, no tenemos que presentarnos en ningún campo de batalla como también lo hicieron nuestros abuelos, ellos han hecho tanto por nosotros que jamás podremos agradecérselo lo suficiente, ellos levantaron este país , y ahora más que nunca nos necesitan , al igual que nos necesitamos los unos de los otros para contener y superar esta pandemia. Por eso hay que ser conscientes de que TODOS  somos igual de importantes y que la cooperación de CADA ciudadano es vital, eso es lo que nos hará salir adelante para posteriormente afrontar nuestros porqués .

Ante esta anodina situación la defensa es el mejor ataque contra el virus. ¡Lo hicimos, lo haremos y por supuesto , lo volveremos a hacer!

Casi lo olvidaba, finalmente me tatué la frase Still Alive: Aún vivo. Habrá un día en el que estaré equivocado mientras tanto seguiré enfrentando mis porqués.