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Antonio del Moral: Lealtad, criterio y jerarquía

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Antonio del Moral representa un estilo de fútbol y una manera personal de llevar el brazalete de capitán del Real Jaén, con todo lo que ello supone. Este club ha tenido grandes capitanes. Del Moral ha sido uno de los que más honor han hecho a esa responsabilidad.

La vertiginosa peripecia que supone ser puente entre una plantilla y la clase ejecutiva de un club, no es fácil controlar. El capitán debe tener el respaldo y, más importante, el respeto del vestuario. Un capitán a veces logra su objetivo y otras embarranca. En este caso es cuando la jerarquía de los verdaderos capitanes no solo no decrece sino que aumenta. También en esto fue ejemplo.

He visto a Antonio del Moral navegar en conflictos muy gruesos. Momentos en los que, por un lado le tiraba la necesidad de padres de familia que dependían de un sueldo y por otro, la obligación de mantener la dignidad, los derechos y los acuerdos vigentes. El sentido común lo lleva de serie. Nunca le ha faltado la templanza como herramienta de negociación.

Su mayor virtud en ese cargo era la frialdad y la capacidad para sostener un criterio sin perder ni las formas ni la convicción. Cuando la tormenta era más recia, del Moral aparecía razonando y sin traicionar ni sus formas ni su tono. Ganó muchas batallas porque difícilmente perdía el sitio ni en el campo ni en las negociaciones.

Jugando era un calco del capitán que mediaba y representaba a la plantilla. Desde la posición de privilegio que le daba su estatura dominaba el campo y dirigía al equipo, era como la prolongación del entrenador sobre el césped. Capacidad de mando, eficacia y zancada temible cuando decidía invadir campo contrario. Buen criterio en las lecciones de pase y, sobre todo, referente para el equipo.

Antonio un día se fue del fútbol pero el fútbol nunca se ha ido de él. Hay personas que, aunque se hayan apartado del foco, cuando vuelven y hablan de fútbol son escuchadas y valoradas como si jamás se hubieran ido. Sus obras hablan por él; de ahí que sin, aparecer demasiado, su figura esté siempre presente. Seguro que su vida le da otros argumentos para seguir alejado del mundo del fútbol pero, también es seguro, en el fútbol de Jaén hacen falta más personas con el conocimiento, el equilibrio y el estilo de este capitán.

Testigo de momentos enormemente felices y de tardes que todavía hieren al recordarlas, Del Moral es un compendio de virtudes y ejemplos prácticos dentro y fuera del campo. Su etapa en el Real Jaén y su paso por equipos como el Granada, dejan una huella de gran jugador, de buen compañero y de capitán leal en las palabras y en los actos. Jugadores que son historia.