Inicio Opinión Antonio Oliver El Real Jaén se frota los ojos, ante una oportunidad histórica

El Real Jaén se frota los ojos, ante una oportunidad histórica

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Los equipos jienenses de Tercera División tendrán que jugarse una plaza para estar en la ”Finalísima” que conduce a 2B. Una realidad única, inamovible y de emergencia pero interpretada de diferente manera dependiendo la pared de este poliedro regular que se mire. Son iguales, pero las conclusiones muy diferentes.

Mientras, en Linares, andan todavía entre la perplejidad y la decepción de verse obligados a jugar con una fórmula impensable hace poco; en Jaén la noticia se ha recibido como un regalo de Reyes. Algo que supone un cambio radical de escenario. Se frotan los ojos entre incrédulos y encantados. Lo que en Linares es injusticia en Jaén es sensación de lotería, de premio gordo, jugando lo justo.

Linares no sale de su asombro y Jaén es el reverso de la moneda. Si esta situación se hubiera adelantado unas semanas el Real Jaén estaría fuera de todo y condenado a esperar y ver si terminaba en la “Quinta División” que se está gestado. Una sentencia a muerte. Sin embargo estaba en el lugar adecuado y en el momento preciso. Borrón y cuenta nueva. 

Los blancos de haber llegado al final en puestos de Liguilla, que estaba por ver, hubieran tenido por delante un largo trayecto para alcanzar el objetivo. La fórmula exprés, la muerte súbita, les coloca ante un escenario idílico. Si la competición se paraba, el Real Jaén estaba condenado a otro año más en Tercera División. Patético panorama.

Así, con esta resolución federativa, se colocan ante un choque que puede cambiar el curso deportivo del club. Anímicamente han obtenido un impulso de moral y optimismo que les coloca con el ánimo en una posición excelente, para jugar el partido más importante en la historia reciente del Real Jaén.

El rival es el Linares, como estaba previsto por calendario. Los linarenses en el último partido del campeonato, quizá, podría haber sido «juez» para que el Real Jaén jugara o no la Liguilla. El partido se va a jugar pero las reglas han cambiado. El Jaén, al que solo le valdrá ganar, puede echar por tierra lo que el Linares ha tocado con la mano. Los blancos tienen ya, de la noche a la mañana, un premio. La posibilidad de ascender en dos partidos. Increíble pero está en su mano. El golpe de suerte es proporcional al «chute» de autoestima que han recibido con la noticia. Dos partidos y, con un poco de suerte, premio. 

Sin embargo este equipo tiene una estaca grosera en las ruedas. La propiedad del club, Tomás Membrado y su equipo de especialistas en desatinos, son un lastre demasiado pesado. Nadie ha hecho tanto para que este club se convierta en un desastre institucional, en un castigo que nadie merece. Ni un segundo más para comentar el esperpento, la caricatura y el hazmerreír de medio mundo, en que estos regentes sin estatura han convertido al club. La historia, aunque no sea consuelo, les juzgará por incompetentes. Lo económico es un agujero negro, lo institucional ya roza la locura. Una imagen que Jaén, la provincia de Jaén y su capital, no merecen. Con este panorama el equipo tendrá que jugar para ganar o caer en una sima oscura que ahora se está diseñando en los despachos. Queda lejos la Primera División pero ahí siguen los iluminados que la prometieron y que han dibujado este cuadro tenebroso en el que se ha convertido el Real Jaén.