La temporada para «Jaén Paraíso Interior» comienza ya. El tiempo vuela. Observando los ritmos podemos asegurar que la maquinaria no se ha parado. A la vista otra temporada en la que el máximo exponente deportivo de la capital, la mayor plataforma de imagen y promoción de Jaén y provincia, vuelve a competir con la idea de reeditar comportamientos y estar, como ocurrió la pasada campaña, en todo y con los mejores.
Cada curso es un reto más complicado. El equipo de Dani Rodríguez hace tiempo que dejó de ser una revelación. A base de repetir con regularidad actuaciones brillantes y de ser un incómodo rival para los mejores conjuntos del campeonato, nadie trivializa ya los cruces con el equipo jienense. Tiene marca de calidad.
El «Olivo Arena» volverá a ser un Palacio extraordinario para un equipo que hace cosas extraordinarias. Sin embargo el hecho de que colectiva e individualmente se vean espectáculos de primer nivel no debe llevar a engaño. Todo el mundo debe ser consciente de las posibilidades reales y de que, por arriba, hay transatlánticos con capacidades muy superiores a las que pueda atesorar «Jaén Paraíso Interior».
Tengo la sensación mirando desde fuera, pero también escuchando de cerca, de que hay una normalización de los triunfos que puede llevar a equívocos. Tener este equipo en Jaén es un lujo. Es la élite se mire por donde se mire y no valorarlo y despotricar con desafección a la mínima oportunidad que el equipo no gana o no satisface plenamente, es un error.
La fortaleza de este conjunto es la suma del talento puesto en la pista y del apoyo incondicional que nace desde la grada. Pervertir este binomio, deshacerlo, sería muy grave para el futuro del proyecto.
Hay un porcentaje importante de «viejos» aficionados con cientos y cientos de partidos de Fútbol Sala en la retina y en la memoria, pero también muchos advenedizos que han llegado a este deporte porque quieren que su equipo gane sin que les sirva otro resultado.
Hay que combatir a los «paracaidistas» con pedagogía, explicarles que este juego tiene sus reglas y su filosofía y que Jaén tiene en su equipo un bien de alto valor al que hay que apoyar. Se debe exigir también pero sin perder de vista los presupuestos y los rivales. Las aspiraciones por las nubes pero los pies en el suelo.