Inicio 1ª División Fútbol y futbolistas en el punto de mira

Fútbol y futbolistas en el punto de mira

Compartir

El fútbol no es culpable. Hay una corriente que quiere contraponer, para señalar al fútbol, los bajos sueldos de médicos, investigadores o maestros con los altos salarios de algunos jugadores de fútbol.

Esta es una vaciedad como tantas que circulan estos días en España. Hace poco más de dos semanas se insultaba a los médicos en sus consultas porque no corría «el cupo» a gusto del consumidor y ahora hay lesiones en los huesos de la mano y en la garganta de aplaudir y vitorear a los sanitarios. Somos excesivos para todo. Excesivos y un poco ridículos.

Quien tiene que pagar Investigación, Sanidad y Educación son los Gobiernos de España y deben hacerlo apoyando el sistema público y dando condiciones de trabajo y salarios dignos a los profesionales. Son los gobiernos quienes deben blindar esos tres pilares de la sociedad.

El fútbol es algo que se mantiene porque millones de personas, siete días a la semana, lo consumen «desesperadamente». Hay gente que llora después de cada partido si su equipo pierde. Gente que abraza a gente por la calle si su equipo gana. Esas personas, millones de personas, son quienes eligen dónde ponen su dinero, su tiempo y sus afectos. 

En lugar de echar los perros a la pelota y a los futbolistas habría que preguntarse ¿Qué pasa para que un niño quiera ser futbolista y no científico? ¿Qué estamos transmitiendo mal? ¿Qué ven los críos en sus casas?. A lo mejor el problema no es el fútbol ni son los futbolistas. El problema es una sociedad mal educada que fomenta el éxito y el reconocimiento social. Una sociedad  hipócrita que mientras dice una cosa alienta otra.

Ahora esa España especialista que tiene la solución de todo desde el sillón de casa, señala al fútbol. Es demagogia. Esa postura hipócrita, amarilla y torcida, suple a la obligación de exigir responsabilidades  a nuestros partidos políticos. En eso todos somos futboleros, «hinchas», forofos desalmados. Si lo marca nuestro equipo, aunque el gol sea en fuera de juego, a nosotros nos da igual. Lo que queremos es ganar, que ganen los nuestros. Al otro, sangre. Al nuestro, mano al lomo y lenguetazo. Donde esté la razón es lo de menos. España es mucho más de tripas que de cabeza, solo hay que repasar la historia.