Daniel Mata.- Hace unas semanas, aprovechando las goleadas a Rayo Vallecano y Sevilla, predije airadamente una tormenta perfecta, una tormenta de fútbol en Barcelona. Hoy puedo afirmar que ese fenómeno metereofutbolístico no llegó a consumarse y, a día de hoy, la tormenta ha tomado tintes dramáticos y amenaza con hundir el barco culé. Los debates y tertulias televisivas inundan ya sus espacios de emisión con numerosas encuestas sobre el futuro inmediato de este Barça y sobre sus opciones en el campeonato liguero. Es cierto que el conjunto de Gerardo Martino mantiene intactas sus aspiraciones en las tres competiciones. Es cierto que la distancia con Real Madrid y Atlético es de 4 y 1 punto respectivamente. Y no es menos cierto que aún quedan por disputarse 33 puntos, sin olvidar la visita de los blaugrana al Santiago Bernabéu.
El problema no radica tanto en el tercer puesto de los culés y sí en la actitud mostrada en el terreno de juego en los últimos partidos. Si hace unas semanas podíamos apreciar destellos del Barça que fue, no fueron más que eso, destellos fugaces. Hoy se puede ver a un Barça sin hambre, a un Barça que te hace una primera parte horrenda en Pucela y un segundo tiempo soporífero. Podemos ver a Gerardo Martino cabizbajo en la banda, tras encajar un gol del cuarto clasificado por la cola, a una defensa con los brazos en jarra, realizando aspavientos al aire, que más que arengar el resto del equipo parecen decir: ¿Qué hacemos ahora? Hace una semana se criticó la arriesgada puesta en escena del técnico argentino ante la Real Sociedad. Ayer en Valladolid no hubo escusa, jugaron los mejores, y volvieron a morder una hierba que sirvió como pretexto ante el poco juego mostrado por el Barça. Ni Neymar, que está muy lejos aún de hacer rentables los ciento y muchos millones que se pagaron por él, ni Messi, del que se habla más de sus regurgitaciones, pudieron plantar batalla por el liderato.
El miércoles el Manchester City visita la ciudad condal. Ocasión única si no para despejar dudas, sí para asegurar la presencia en los cuartos de final de la máxima competición europea. Los de Manuel Pellegrini llegan al Camp Nou tras ser apeados de la FA Cup, mientras que los culés intentarán hacer valer el 0-2 de la ida y evitar así un descalabro que tornaría la tormenta en huracán.
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