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Valverde golpea primero en Cumbres Verdes

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ValverdeAlejandro Valverde se ha impuesto en la primera etapa en alto de la Vuelta a España 2014 y consigue recuperar el liderato de la carrera. Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Dan Martin ceden terreno mientras Chris Froome y Alberto Contador demuestran su fortaleza.

En la larguísima recta del Alto de Cumbres Verdes el pelotón, que atravesó Granada compacto y resguardado, se fragmentó en mil pedazos inconexos. Casi todos podían verse entre sí, pero difícilmente conseguían agarrarse los ciclistas a la rueda de quien llevaban delante. La terrible pendiente constante lo impidió. Los cuatro kilómetros de puerto, comprimidos en esa lengua de asfalto sin fin, horadaron los huesos de los favoritos hasta que las banderas blanca de rendición comenzaron a aparecer aquí y allí.

El primer grande en decir basta fue el colombiano Rigoberto Urán. Metros después a quién le fallaron las piernas fue a Dan Martin, para quien su equipo había trabajado durante la etapa reduciendo las aspiraciones de la fuga del día. Tampoco aguantó mucho más Ten Dam, ni Barguil ni tampoco Gesink. Todos quedaron progresivamente atrás, empujados por el tesón de un Alejandro Valverde en trabajos de gregario. El murciano, tantas veces líder de su equipo, aceptó bajar la espada en pos del talentoso Nairo Quintana. Y así se mantuvieron las tornas hasta que Joaquim ‘Purito’ Rodríguez decidió gastar su cartucho de dinamita.

Quedaban 700 metros y para entonces la meta no era ya una mancha roja difusa sino un arco del triunfo que podía atisbarse en la distancia. Sin embargo no fue más que un oasis producido por el sol, y en el espejismo se perdió el líder de Katusha. Tras él se pegó Valverde, a quién Nairo dejó ir -o no pudo seguir- para invitar a sus rivales a tomar parte en el juego de póker iniciado por Movistar.

Cuando Froome y Contador reaccionaron era demasiado tarde. El Valverde explosivo de siempre avanzaba ya raudo hacia la meta, por fin real y al alcance de la mano, para confirmar que su sprint en pendiente es un prodigio difícilmente repetible. Sin presión por no tener que rendir cuentas con la General esta vez, y jugando sus cartas al todo o nada en victorias parciales, el ciclista español desplegó su mejor versión. La que nos hemos perdido en tantas clásicas de primavera por su querencia hacia las vueltas de tres semanas.

Liberado de todas esas cadenas y ya en la cima del perfectísimo sendero Alejandro Valverde alzó los brazos. Su esfuerzo, soberbio y generoso durante toda la ascensión, se vio recompensado además con el jersey rojo de líder, que volvió a sus hombres cuando menos lo esperaba. El juego entre los favoritos acaba de empezar.