El Sevilla volvió a ser infinitamente superior al Betis. El conjunto rojiblanco demostró que quería ganar el partido desde el principio jugando sin especulaciones para acabar pronto con las esperanzas béticas de remontada.
Así fue cómo en el tempranero minuto 3 de partido Reyes luchó por un balón en la frontal del área y cedió a la derecha donde se incorporaba Mariano. El centro del lateral, tras unos infortunios defensivos de los visitantes, acabó en el remate de cabeza del utrerano, que abría aún más brecha en la eliminatoria.
Los verdiblancos, resignados ante el vendaval local, se empleaban bruscamente en frenar las combinaciones del equipo de Emery. Por ello, varios jugadores del Sevilla acababan repetidamente en el suelo por el juego duro de los de la Palmera. El ritmo de la eliminatoria caía poco a poco debido al resultado que se establecía en la misma durante esos compases del partido, y ello provocaba que el juego fuera lento y sin demasiada intensidad.
Pero no por ello, el conjunto nervionense renunciaría a seguir haciendo daño a su eterno rival y no desaprovecharía la ocasión de golearlo, algo que ya pudo hacer en el partido anterior. De esa forma, en la siguiente medio clara que tuvo volvió a ampliar el marcador. Tras la salida de un saque de esquina, la pelota quedaría en el segundo palo donde Rami fusilaría a Adán.
Por momentos, el Sevilla parecía moverse a ritmo del tango argentino de la mano de Banega, que campaba por el césped a sus anchas siendo dueño y señor del centro del campo. Las largas combinaciones sevillistas provocaban que el Pizjuán se levantara una y otra vez y coreara a los suyos ante el repaso futbolístico que estaban ofreciendo.
Al filo del descanso, llegaría el primer disparo a puerta del Betis, no solo en toda la eliminatoria, sino también contabilizando el partido liguero disputado hace unas semanas en el Benito Villamarín. Vargas probó un chut de larga distancia que no entrañó el más mínimo peligro y acabó en las manos de un seguro Sergio Rico. Sin duda, un triste bagaje para el equipo de Juan Merino.
El segundo tiempo comenzó con un Sevilla dormido, que le entregó la pelota de forma más clara al cuadro rival, siendo estos minutos en los más protagonismo tuvo sobre el marco rival con un disparo cruzado de Piccini, que se perdió cerca de la escuadra derecha de Rico o un lanzamiento desde la frontal del canterano Fabian.
Emery vio que el partido no seguía el cauce que él deseaba y movió el banquillo dando entrada a Krohn-Dehli y Gameiro por Reyes y Llorente. El riojano no estuvo acertado y fue el futbolista local que menos participación tuvo en el juego nervionense. Sin embargo, su compañero Gameiro gozó de ese protagonismo en la primera que pudo; y es que el francés entró en el campo y besó el santo tras una buena jugada local que acabó definiendo el galo, colocando el 3-0 en el marcador.
A partir de ese momento, el partido se trasladó a la grada. El coliseo nervionense disfrutaba de una fiesta impresionante. El Sevilla ganaba, convencía y pasaba por encima del Betis, que veía impotente cómo su rival dando la impresión de ir a medio gas, se había colocado 5-0 en la eliminatoria.
El punto culmen de la fiesta llegaría en el último minuto de partido. La excelente combinación entre Gameiro y Krohn-Dehli permitió a Kakuta marcar su primer gol como sevillista, y poner un broche de oro en una eliminatoria donde el Sevilla atropelló al Betis.
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