Inicio Opinión Antonio Oliver Fútbol contado: Lopetegui y Pedrerol

Fútbol contado: Lopetegui y Pedrerol

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Lopetegui pasó ayer por El Chiringuito y dejó las cosas claras. Apuesta por la naturalidad y por la desdramatización del fenómeno futbolístico. El fútbol es un deporte, es una profesión y este deporte está protagonizado por profesionales del balón que, antes que nada, son personas.

Esa fue el concepto, la música que escuché. La letra la fue obteniendo Josep Pedrerol a base de una puesta en escena inicial muy emotiva y de preguntas o silencios terminados en apuntes breves, puentes cortos, para que cruzara con más facilidad la respuesta del invitado. Josep maneja perfectamente el género de la entrevista. Julen es un buen conversador y ante las preguntas de Pedrerol supo estar en buen entrevistado. El ritmo, el tono, el clima creado desde el principio, permitieron a Julen Lopetegui estar alerta pero cómodo.

El Seleccionador puso palabras con más carga semántica que información. No abrió el sobre de esa la lista que guarda con celo, pero su capacidad de dar valor a los conceptos que expresaba, otorgó a la charla un interés innegable. Era muy fácil seguir ese cambio natural de impresiones, enganchaba. El valor del encuentro y del entrevistador estuvo en la capacidad para retener al espectador a sabiendas de que Lopetegui no iba a develar sus planes ni iba a dar nombre alguno.

Sin embargo y pese a los esfuerzos de Julen, algunas cosas se entendieron. Hubo evidencias no verbalizadas. La entrevista tuvo además la relevancia de, en una charla tranquila, proyectar pensamientos y sentimientos. Fue poliédrica. Tocó todas las paredes del personaje.

El aficionado al fútbol, al terminar la entrevista, sabía muchas más cosas de su Seleccionador y, seguro, que de lo visto y escuchado se desprendió una confianza clara en el jefe que España lleva a Rusia.

Una entrevista puede proyectar a un personaje en su verdadera magnitud o lo puede desquiciar. La entrevista permitió a Lopetegui contestar, matizar y, sin sacar conejos de la chistera, dejar clara su idea, su ruta y el objetivo que tiene planteado.

La victorias empiezan a lograrse por la comunicación, por la capacidad de comunicarse. Estar de acuerdo o discrepar no es tan importante. Lo fundamental es hablar siempre. Si conoces al otro, entiendes mejor sus comportamientos y, en el caso de un entrenador, entiendes mejor sus decisiones. Hablar nunca está demás.

La charla entre Pedrerol y Lopetegui fluyó y se hizo corta. Con las preguntas del resto de miembros del equipo de anoche ( Iñaki Cano, Alfredo Duro, Quim Domenech, García Caridad, José Luis Sánchez y J. Damián Gonzalez) arrancó la segunda parte del encuentro. Cada pregunta tenía sentido y buscaba, además de las palabras del Seleccionador, el gesto.

Había que apurar todas las formas de lenguaje, el verbal, el corporal, el gestual, para poner al espectador en la pista de lo que pasaba por la cabeza de un Julen Lopetegui, que estuvo abierto a las preguntas y cerrado y cauto, para evitar algún desliz que comprometiera la inviolabilidad del contenido de su proyecto ruso o la imparcialidad institucional  que debe observar siempre el Seleccionador de España.

Al final, Juanfe Sanz sometió a Lopetegui a un test personal que aportó respuestas para completar el retrato hiperrealista de un hombre para el que España es una ilusión, Sergio Ramos un capitán de verdad, Piqué un chaval excelente y al que, entre otras cosas, ni le va ni le viene que Neymar venga o no, al Real Madrid.

Anoche asistí complacido a una sesión de «fútbol contado» que si, por algún motivo no pudieron ver en directo, les recomiendo que vean en la web del Chiringuito. Les gustará.