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España evita el naufragio escandinavo y se clasifica para la Eurocopa con un empate Suecia (1-1)

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España no tiene ningún problema en la portería. De Gea, pese a las críticas es tan valido como Kepa y Pau es un excelente portero. A otra cosa. El problema es el gol. Le cuesta pese a crear ocasiones. Suecia metió un gol y le sobró para complicar el resultado muchísimo a España. 

El partido fue distinto al de Noruega. La Selección salió sin esperar a ver qué hacían los suecos. Puso la velocidad, el ritmo, la precisión en los pases y tres o cuatro remates que sumarían ocasiones pero que no iban a rentar en gol. La imagen era diferente. España ponía las mejores acciones y Suecia esperaba ordenada para armar salidas que inquietaran.

Los de Robert Moreno marcaban el ritmo, solo el ritmo. Suecia tenía que esperar su momento y ese tiempo iba a llegar poco más allá de los veinte minutos. Los blancos, España, empezaron a ser más intermitentes en el ritmo y en la circulación de balón. Esa fue la señal para que la mancha amarilla fuera más intensa en la portería del combinado español. La culminación se iba a concretar en un remate violentísimo de cabeza al que respondió De Gea, lesionado en su pierna derecha desde hacía minutos, con un vuelo a mano cambiada que suponía la negación de un gol cantado. Quaison no daba crédito pero su cabezazo, destinado a la red, se iba a corner por expreso deseo del meta español.

España empezaba a sufrir claramente y lo iba a seguir haciendo, con alguna luz ofensiva de alivio, hasta el final de la primera mitad. Se empezó muy bien y se terminó como en Noruega, sufriendo. Los nuevos en el once inicial dieron al principio sensación de otros aires pero terminaron ahogados en la orilla del descanso.

La segunda entrega del partido iba a convertirse en una pesadilla de la que, felizmente, se despertó a tiempo.

Cuando empezaban a acomodarse los protagonistas en el campo, llegó el susto de muerte para los españoles. Lejos de repetir su inicio de partido se encontraron de cara con la peor noticia. Gol de Suecia. Era un jarro de agua fría. La buena noticia es que había muchos minutos por delante. Bueno, hubo otra buena noticia. David De Gea, lesionado en su pierna derecha, seguía dando notas altas y, pese a encajar el gol, fue el que más hizo por evitarlo. Dos paradas de enorme valor. La segunda se envenenó y acabó, en parábola elevada e infernal, en la cabeza de Berg que solo tocó para firmar  el gol escandinavo.

A partir de ese momento Suecia concedió la iniciativa a España, con la esperanza de sorprender y cerrar el partido pero, sobre todo, con la intención de guardar el preciado tesoro que había conseguido.

Al final De Gea no pudo seguir. Cuando todavía quedaban treinta minutos de partido dio por terminado su esfuerzo y cedió la portería a Kepa que, desde la primera señal de problemas, estaba calentando.

El partido empezó a convertirse en una sucesión de jugadas que terminaban desbaratadas por la zaga local, resueltas por el portero o diluidas entre tropezones y urgencias mal medidas. España estaba en el partido y emitía la certeza de que la cosa podía tener arreglo. Insistían los de Moreno mientras Suecia sacaba algún rédito de la precipitación de los españoles. Salían en alguna contra, muchas veces propiciada por errores nacidos de la ansiedad, pero ya no iba a tener el premio que buscaban.

El partido se iba y se iba la posibilidad de cerrar la clasificación. Para entonces ya estaban en el campo Jesús Navas, un recurso ofensivo de garantías, y Rodrigo. Todo estaba en un pañuelo. El resultado, el punto necesario, la inmaculada clasificación, todo pendiente de un gol que devolviera a España a sus cálculos previos. Pasó. La fe que pusieron los jugadores españoles hizo fértil el esfuerzo y tras un balón que nacía en Fabian el recién salido, Rodrigo, hizo el gol que clasifica a España para la Eurocopa 2020. Bien está lo que bien acaba. Mucho trabajo por delante pero, como hemos visto, hay una generación nueva que ya ha cumplido con su primer en cargo y España vuelve, con dos jornadas de ventaja, a una cita continental de selecciones. Calma, apoyo y confianza. Felicidades.