Inicio Polideportivo Andrea Manzaneda, la joven maestra del Bolo Serrano

Andrea Manzaneda, la joven maestra del Bolo Serrano

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Andrea en el Balcón de Hornos

Los territorios tienen  señas de identidad muy concretas. Los rasgos físicos, el clima, las personas que viven en ellos o la forma en la que esas personas socializan. Hay un deporte que vive en las entrañas de la Sierra de Segura y que hace años salió de la memoria de los serreños para volver a las fiestas y a los espacios comunes donde se hace la vida en los pueblos de éste territorio. El Bolo Serrano, denominación autóctona del Bolo Andaluz,  es además de un juego, una forma  natural de contacto y relación para quienes han nacido o viven en la comarca.  Es una manera de entender y aprender cosas de un pasado remoto que nos explica cómo se vivía en la Sierra de Segura  hace mucho tiempo.

Andrea Manzaneda nació en Hornos de Segura  tiene 16 años y quiere dedicar su futuro profesional a la educación infantil. Es vocacional: “Me gustan los niños y me apetece dedicarme a transmitirles conocimientos”.  Su infancia es la de una niña que creció relacionándose con la naturaleza y con el deporte que se suele hacer en los colegios y en el instituto. Sin embargo para seguir la tradición de uno de sus abuelos, Benito, se acercó a un juego que no había visto en la televisión y que no se practicaba en el colegio.

El bolo y el mingo elementos centrales del juego

El Bolo Serrano se cruzó en su vida como una distracción ocasional pero Andrea encontró en ese deporte un espacio en el que se sentía cómoda y para el que, seguramente por herencia genética, tenía una habilidad especial: “Comencé muy joven. Tenía seis años cuando empecé  a jugar en mí pueblo, Hornos de Segura. Poco a poco fui  conociendo las reglas del juego y a practicarlo para competir . Hubo un momento en el que se planteó que no tenía sentido que el Bolo solo fuera de niños y de hombres. A partir de ahí, mis amigas y yo, empezamos a competir  y nuestras madres practicaban con nosotras. Mi madre también ha tenido mucho que ver en que yo haya avanzado en éste deporte”.

José Pardo y Mariano Tauste  son los entrenadores de Andrea  y  sus compañeras. Todos pertenecen al Club El Trillo de Hornos de Segura , que es el que dinamiza las actividades de este deporte en el pueblo. Andrea  estuvo mucho tiempo jugando solo en su pueblo: “A partir de los 13 ya empecé a salir  a competiciones de mayor rango y en 2017 gané por primera vez el Campeonato de España. Lo he ganado tres veces”.  El juego no es conocido por el gran público. El jugador maneja una bola con la que debe tocar e impulsar unas figuras de madera que se llaman “Mingo” y que hay que desplazar, impactando con la bola, lo más lejos posible. En función de ese desplazamiento el jugador obtiene una puntuación. En la modalidad “Valle” son tres “mingos” y se juega en los dos sentidos y en la modalidad “Montaña” solo hay un “Mingo” al que hay que desplazar a la mayor distancia posible y solo se juega en un sentido.

Andrea 

Mónica y Francisco, los padres de Andrea, siguen la actividad de su hija cada uno desde una posición diferente. Mónica jugando y entrenando con su hija y Francisco acompañando a Andrea todas las competiciones. Es una pena que Benito, el abuelo de la Campeona de España, no haya podido ver jugar y ganar títulos a su nieta . Hubiera podido comprobar que las raíces del juego han agarrado bien en su familia. Andrea nos explica algunos detalles de su deporte y cómo se prepara: “Es un deporte de mucha concentración. Mientras se juega debe haber un silencio total y nadie puede moverse ni interferir en la zona de juego. Las reglas son muy estrictas y se respetan con rigor. Personalmente procuro prepararme lo mejor posible. Juego con regularidad pero cuando tengo a la vista una competición suelo incrementar el número  de entrenamientos. La semana antes es muy intensa porque procuro entrenar a diario y lanzar de media unas treinta bolas”. Habla una chica de 16 años que imprime a sus palabras una seña de profundo respeto por lo que hace. Al oírla se comprende que hay mucha historia detrás de su disciplina. Es ella, pero en su voz hablan muchas generaciones de serranos.

Andrea está muy cerca de salir de su espacio natural y poner rumbo a la que será vida profesional en Úbeda o en Jaén. Se va a alejar de Hornos de Segura para cubrir su camino personal. Sin embargo  siente que su relación con éste juego es un lazo para siempre: “Seguiré jugando y entrenando. Me iré pero voy sacar tiempo para entrenar y para seguir practicando mi deporte”. El Bolo Serrano y la figura de Andrea representan la metáfora de cómo el pasado y el futuro pueden unirse y lograr un mestizaje fértil que proyecte la imagen de un territorio lleno de virtudes y de unos  jóvenes que no renuncian a nada, aunque signifique salir y alejarse. Se marcha para construir su formación pero, felizmente, cada vez hay más jóvenes que se prometen volver para contribuir al desarrollo de la tierra que los vio nacer.