Javier Imbroda.-No hace mucho tiempo, los banquillos del baloncesto eran dominados por los entrenadores yugoslavos. Bueno, los del baloncesto y otros deportes, por ejemplo el fútbol. Eran los grandes dominadores de las tácticas y pizarras varias. Sus entrenadores se extendieron por los cinco continentes, encontraron trabajo en los rincones más insospechados, y sus resultados fueron en muchos casos favorables. No siempre llegaba el éxito.
Extrañaba ver a algún entrenador español, iniciar una aventura de este tipo. Apenas sonaba algún que otro nombre que de alguna forma abriera la puerta a otros que caminaban detrás, y que anhelaban esa oportunidad cuando no la encontraban en casa. ¿Qué ha sucedido en estos últimos tiempos? La victoria reciente del Olympiacos en la liga griega de fútbol con Michel como entrenador, me sugirió de nuevo esta reflexión.
El deporte español desde las Olimpiadas de Barcelona del 92, ha sido la historia de un crecimiento competitivo digno de analizar. A partir de aquellas fechas, es cuando nuestro deporte da un salto cualitativo y cuantitativo que nos hace seguir soñando con alcanzar los primeros puestos en multitud de disciplinas deportivas. Hasta esa fecha se nos negaba ser competitivos en deportes colectivos, sufríamos por superar la fatídica línea de los cuartos de final de cualquier competición, si es que llegábamos, y solo alguna genialidad en deportes individuales, nos mantenía en algunos deportes en lo más alto del escalafón mundial.
Estos resultados hacían que los clubs no confiaran excesivamente en nuestra materia nacional, sobre todo los grandes. Los pequeños, muchos de ellos, no lo hacían, no por convicción, sino por no tener medios económicos para la contratación del entrenador de fuera. Barça y Madrid, nuestros grandes, eran un ejemplo claro de aquello. Sin embargo, se demuestra que entrenadores nacionales lograron con su talento el equilibrio en estos banquillos tan difíciles de ocupar.
El cambio, la evolución, no ha sido solamente en el plano físico o técnico, o el disponer de mejores medios de trabajo. La revolución en el deporte español en estos últimos 20 años, ha sido la mentalidad competitiva con que se afronta cualquier campeonato que nos dispongamos a participar. La mentalidad y la creencia en nosotros mismos, y por supuesto, mucho trabajo. No solo el deporte masculino, el deporte femenino por derecho propio, se ha encaramado entre los mejores, llegando incluso a superar los resultados masculinos españoles en la última Olimpiada de Londres. Toda una proeza. Un afán de superación infinita.
Pues bien, estos resultados, han hecho que multitud de entrenadores hayan salido al extranjero. No todos tienen cabida en nuestro país. Ahora el entrenador español, aquel coto privado yugoslavo, es un entrenador cotizado. Nuestros resultados a nivel mundial han girado la vista de un montón de países hacia nuestros técnicos, y aquí solo se destaca el título alcanzado como en este caso el de Michel, pero hay otros tantos que en clubs o en selecciones nacionales, desarrollan una labor valiosa que sigue reconociendo la capacidad de trabajo y la mentalidad de los nuestros.
Ya no hay pereza en salir. Entrenar fuera de España, también es una oportunidad.
Pinceladas
1- Odom. 2 puntos, 2 rebotes, 1 asistencia y -5 de valoración, ha sido el efímero paso de Odom por nuestra competición, en concreto, Vitoria. Recuerdo que cuando se empezó a especular sobre su llegada a nuestro baloncesto con un gran impacto mediático, escribí un tuit que decía más o menos, que Ralph Sampson ya estuvo en Málaga. Algo así como diciendo, que las decepciones por muy mediáticas que fueran, ya se habían producido por aquí. Otra más.
2- Casillas. Sus palabras defendiendo a Diego López, como uno de los artífices del liderazgo del Madrid, demuestran su grandeza. No debe ser fácil digerir su suplencia, pero su actitud, le engrandece.
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