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El vínculo que da sentido a la ecuación

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heartsLa centenaria historia del Heart of Midlothian está escrita con trazos orgullosos y apegados a su ciudad, Edimburgo, salpicada por algunos títulos como la mágica FA Cup del año pasado ante sus vecinos del Hibernian (5-1). Aquella final supuso un oasis emocional superlativo en la apremiante travesía económica en la que el club y sus aficionados llevan inmersos desde el año 2000.

Como respuesta a sus plegarias pareció aterrizar en 2004 el magnate lituano, Vladimir Romanov. Nacido en Rusia, el empresario de 66 años veía satisfechos sus deseos de extender sus inversiones en el fútbol escocés, tras sus fallidos intentos de desembarcar en otros clubes como el Dundee United o el Dunfermline. En primera instancia, la masa social del Hearts aprobó la incursión de accionariado extranjero en la institución. En su partidaria opinión habitaba la certeza de que Romanov ya era el máximo responsable de los clubes de baloncesto, Zalgiris Kaunas, y de fútbol, FBK, también residente de la segunda ciudad más grande de Lituania.

Drámatica situación actual.

No obstante, y después de unos primeros años de aplaudidas decisiones como la llegada de jugadores internacionales (lituanos en su mayoría) o la remodelación del viejo estadio Tynecastle, la realidad plasma una deuda disparada hasta los 20 millones de libras y, lo que es más sombrío, la quiebra técnica del Ukio Barnko Investicine (UbiG), propiedad de Romanov, y que sustenta el actual proyecto del Hearts.

Tal es el acuciante estado de las arcas del club más antiguo de Edimburgo que este mismo año el fantasma de la desaparición ha planeado durante toda la temporada. Sólo una emisión extraordinaria de acciones para ponerse al día con la Hacienda Británica ha evitado el doloroso y aterrador desenlace al que ningún heart se quiere enfrentar…Al menos temporalmente.

Los fieles del Hearts maldicen ahora su destino y su ciega confianza en un propietario extranjero, sin complicidad ni lazos demostrados con el club y la cultura escocesa. Desde hace dos años Radimov planea deshacerse de la entidad, cansado ya de un juguete sin utilidad. Allá donde vio negocio y prosperidad, dejará desolación y corazones rotos. Todo por intenciones alejadas meridianamente de los vínculos que en el siglo pasado guiaron los designios de los clubes de fútbol, y que ahora amenazan con reducirlos a la nada. Valga recordar el caso en nuestro país del Racing de Santander, primero con Dimitri Piterman, y más recientemente con el indio Ali Syed, para ilustrar lo que sienten los supporters del Hearts en estos momentos.

A día de hoy todavía está en el aire la futura participación del equipo en la próxima edición de la Scottish Premier League. Lo único que mantiene erguida la esperanzada de su masa social es que varias entidades parecen haber mostrado interés en la adquisición de la institución.