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A propósito de Carles Puyol

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Puyol 2 Por definición, únicamente los propios futbolistas valoran la presencia física y moral de aquellos a los que llaman capitanes. En el campo, domingo tras domingo, y en el día a día de un vestuario que no pocas veces requiere de la psicología, mano izquierda y sabiduría que sólo los más experimentados pueden aportar. Ser capitán no se elige, se es o no se es por diversos factores, no todos futbolísticos, aunque nada desdeñables éstos últimos honestamente. Los unos y los otros se conjugan en la figura de Carles Puyol, el anhelado capitán, cuya “desaparición” a mediados de la temporada pasada debilitó enormemente a una plantilla limitada defensivamente, y  que, a día de hoy, sigue pidiendo a gritos su regreso.

Hombre labrado en valores incuestionables  para sí mismo como el compromiso, el altruismo, el esfuerzo o la lealtad, no pocos fueron los que torcieron el gesto el pasado mes de marzo ante el desconcierto que supuso su repentina decisión de operarse, sin permitir al club opinar al respecto. Con molestias desde octubre de 2012, Puyol optó por quitarse de en medio y recuperarse plenamente visto su rendimiento y el papel secundario que estaba empezando a protagonizar. El Barça quedó mermado directamente por una decisión vista por el entorno desde dos prismas opuestos: el egoísmo de pensar sólo en sí mismo sin tener en cuenta los objetivos deportivos del club, o el de la brutal honestidad de un jugador que sabía que no estaba dando el nivel que requería la situación. Sea como fuere, en septiembre de 2013, el anhelo por su vuelta continúa intacto. El valor de su figura fuera, pero sobre todo dentro del terreno de juego, es incluso mayor medio año después.

A ello está influyendo poderosamente la escasa confianza mostrada por el Tata Martino hasta ahora en Marc Bartra y en Martín Montoya (además de en Sergi Roberto y Jonathan Dos Santos, pero esto es otro asunto). Si en este primer tramo de temporada, que presumiblemente es el menos cargado de tensión y de exigencia, apenas juegan, no sería lógico aventurar una mayor participación cuando la Liga, la Copa y la Champions estén sobre el tapete. Esto deja al Barça con tres centrales para jugarse la temporada (misma piedra, mismo tropiezo). El barcelonismo, por tanto, confía, reza, por el retorno de uno de los mejores centrales de su historia.

Ayer, y en varios de los encuentros disputados hasta la fecha, al equipo le siguen haciendo ocasiones y goles con ligera facilidad. Tanto Piqué como Mascherano son mejores con Puyol, porque Puyol hace mejores al resto. Muchos le dan por acabado, no un servidor. Sigue siendo fuerte, rápido e inteligente. Sigue siendo un defensa con mayúsculas, el único, me temo, que tiene el Barça. Es el gran capitán, más que un jugador, y sin él, el Barça lleva seis meses dando demasiadas concesiones a sus rivales.