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Fútbol, opiniones, ruidos y exageraciones

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73867_DEPORTE_07_REAL_MADRID“El Real Madrid ha tirado la Liga”. La rotundidad de la afirmación pertenece a los movimientos pendulares del fútbol. Hace una semana el Barcelona salvo milagro, decían, estaba fuera de la pelea por el título y no solo por los puntos, insistían, más por las sensaciones. Por el contrario el Madrid iba, según los entendidos, como un tiro. Equilibrio, eficacia y magnificas señales tanto en Liga como en Champions.

Hoy todo ha mudado. Lo que se decía del Madrid se aplica al Barça y, menos mal, se empieza a concebir la posibilidad de que el Atlético de Madrid pueda ganar la Liga. Es la capacidad del fútbol para cambiar radicalmente la orientación de los pregones. La situación ahora es distinta pero, con 24 puntos en juego, afirmar que la Liga es solo de dos, parece un poco fuerte. Son, puede ser, las sensaciones pero, también, el hecho de que esas aseveraciones que no admiten réplica, tienen un origen visceral y de orgullo herido. No pertenecen a quien mira con serenidad. Hay un íntimo interés. Una parcialidad dolorida o eufórica.

Cualquiera que vea la clasificación, sin aliños pasionales, piensa que al Real Madrid se la ha escapado una excelente posición de ventaja pero, desde luego, no que su Liga ha terminado. De todas formas solo deberemos esperar tres jornadas para volver a repasar el muestrario de análisis infalibles y la montaña rusa de las afirmaciones rotundas.

El fútbol se puede contar con reglones serenos que describen, casi al detalle, la realidad pero es más atractivo si se reinventa en cada palabra, en cada golpe de vista y en cada lance. La opinión nace y muere a ritmo estricto de marcadores. Aquí no existe el término medio. Todo se vive como definitivo pese a saber, con certeza, que puede cambiar en un arco brevísimo de tiempo, en un golpe de acierto, en un giro de buena o de mala suerte. Se sabe y se ignora a conciencia. Como si una visión templada y con perspectiva tuviera, paradójicamente, la condición de estridencia en este concierto de ruidos y exageraciones.

Es igual, así es y así se admite. Debemos tomarlo menos en serio. Nadie responde de nada. Una noticia engulle la otra, borrando juicios y opiniones. Esa impunidad,que solo permite el fútbol, quita los andamios del  rigor dejando al aire, sin base,  la mayoría de los discursos y a sus autores. Es lo mismo, que no pare la charanga, el espectáculo debe continuar.