Inicio Opinión Antonio Oliver Real Jaén: «Hoy como ayer y mañana, como siempre…»

Real Jaén: «Hoy como ayer y mañana, como siempre…»

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La historia marca el camino
El Real Jaén y su historia marcan el camino

La mañana de hoy ha sido tensa y yerma. No hay soluciones. Hasta donde sé, no se conocía la identidad del inversor final y todo acabó con una declaración de intenciones que a la propiedad le ha parecido insuficiente. La idea del accionista mayoritario era un traspaso formal y con explicaciones públicas. No ha habido acuerdo ni en el fondo ni en la forma. Ya es lo de menos.

Lo que parece claro es que se ha intoxicado mucho con este asunto y que eso ha llevado a todo el mundo a correr detrás de una zanahoria que no llevaba a ninguna parte. El árbol no ha dejado ver el bosque y las ganas de que pasara algo, han traicionado a muchos. No veo mala fe, solo falta de análisis y mucha ingenuidad.

A partir de este momento habrá que escuchar a la propiedad. Juan Miguel Hitos tiene el balón en su pie y puede que, además del balón, tenga algunas cartas más que jugar. No es buena noticia lo de hoy. Lástima para el Real Jaén que a Hitos ya no le queden ganas de poner dinero en un proyecto para el que se le llamó, al que se le invitó bajo palio y del que ahora se le quiere sacar a empujones y renunciado a todos sus derechos. Este es el punto de la historia en el que yo me pierdo. ¿Qué ha hecho Hitos en tres o cuatro meses, para pasar de ser “el deseado” a convertirse en el «inconveniente». ¿Dónde está la mano que meció esa cuna hasta volcarla? Lo peor es que el aficionado vive sumido en un estado de ansiedad permanente y asistiendo a un fuego cruzado que puede acabar con el club convertido en “memoria afectiva”, puro recuerdo. A mí no me extrañaría en absoluto. Pasos claros se están dando. No quiero pensar que interese un Real Jaén en el olvido y que abra la puerta a una entidad nueva y sin deudas. Eso sería muy delicado y no quiero ni pensarlo.

Desconozco muchas cosas de este proceso pero conozco algunas que son terribles y, si son cómo las conozco, pueden acarrear muchos quebraderos de cabeza. En este proceso que se inicia hoy existen dos posibilidades. Que impere la cordura y que todos se pongan a remar, dentro de la normalidad y de la legalidad, en la misma dirección y que, a la vez, se priorice la salvación deportiva del equipo o que, eso es lo peor, se rompa la baraja y asistamos a un espectáculo duro, cruento y fatal para el Real Jaén.

Soy periodista, informador a secas, no seré yo el que alumbre el camino a señores de sólida formación pero, por la experiencia vivida otras veces, creo que lo mejor es que las partes plieguen velas, echen el balón al suelo, alcen la mirada y resuelvan algo que tiene que ver con el dinero pero, sin duda, algo que tiene que ver con el alma de una ciudad y de toda una provincia. Se trata de acciones, de pagos, de embargos, de contratos, claro eso también, pero tiene mucho más que ver con sentimientos que resultan difíciles de explicar y que arrastran mucho. Respeten esto, lleguen a un acuerdo y firmen el futuro del Real Jaén y la tranquilidad de una masa social aturdida y muchas veces engañada. Si así lo hacen, que la historia y la afición se lo premie y si no lo hacen que, quien deba ser objeto de señalamiento y escarnio, lo sea.