Inicio Opinión Antonio Oliver Ballesta y Real Jaén: fútbol, ética y moral

Ballesta y Real Jaén: fútbol, ética y moral

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El Real Jaén estrena sensaciones. La afición entre el rencor y la ilusión. La gente, como el fútbol, tiene poca memoria. Dentro de tres jornadas, si la pelota contribuye, lo pasado será un capítulo más. Nada que duela.

Hoy, quienes pasearon bajo palio al nuevo Consejo, sin tener la prudencia de la espera, han tenido que hacer dos movimientos. El de irse y, al son de la grada, y volver porque sin la adulación no son nada. Es más fácil ser perro que viaja a bordo, que perro que ladra al paso de los señores y no se conforma. El fútbol es como la vida y, en los momentos, se ve al que está, al que pasa y al que, según el viento, está o pasa. La vida, el fútbol.

Han pasado unos días y ahora todo se ve más claro. Se ha cometido un disparate formal, el fondo se verá en semanas. Una barbaridad propia del que, por desconocimiento, se salta tramos. Un tramo de previsión, un tramo de precaución y un tramo de respeto a las personas.

Después de mover y convertir en nada un acuerdo, firmado y sellado a cuatro ojos, no puedes pretender que te respeten otro, aunque ese otro sea suculento y deslumbre por el dinero y el tiempo. Valenciano dio una lección de control y de superioridad ética o, mejor, moral. Creo que en el Real Jaén de ahora la moral está por encima de la ética. Conviene. Pues bien, les dio una lección moral. Basada en rectitud, humildad, respeto y agua fresca. No necesitó el exentrenador del Real Jaén más estimulantes para tomar esa decisión.

Puede que, a estas horas, los que mandan en el Real Jaén,  manden menos. No sé, cuanto menos. Sin embargo fueron ellos los que armaron un equipo y los que lo están desarmando, primero en la altura y veremos lo que alcanza a la base, por lo menos de cara a la calle. Yo tengo otra tésis sobre cómo y la razón del desparrame súbito.

Si aparecen pronto y ponemos nombre a los nuevos inversores, empezaremos a entender mejor las cosas. Me parece lícito y es lógico. El que manda y paga tiene derecho. Lo que no se puede pretender es una cosa y la contraria. No se puede reconocer que no se sabe de fútbol y firmar un cambio, de fútbol, profundo y radical. Si ellos no saben: ¿Quién lo ha hecho? ¿quién lo ha diseñado?. ¿Cuando?. ¿Antes o después de firmar entrenador y DT?. ¿Quién puso el nombre de Ballesta sobra la mesa?, ¿quién recomendó al nuevo DT?. No se puede “pulpitear” diciendo “no sabemos” y poner patas arriba un equipo técnico en el momento en que el equipo, casualmente, respira y crece la plantilla. Para mí está muy claro por lo que, por ahí, no sigo.

Conozco a Salva Ballesta porque soy periodista deportivo. Jamás hablé con él. Nunca me he cruzado con Salva, ni en una sala de prensa, y he paseado unas cuantas, pero no coincidimos. Sin embargo, curiosamente, tengo amigos que me hablan maravillas de él. Como entrenador y como persona. Las cosas que se dicen de él por ideas, ahora ni pesan ni importan. Faltaría más.

Solo espero que, si no es parte empresarial, no olvide lo que ha pasado, cómo ha pasado y que el fútbol siempre da la vuelta en busca de lo que es suyo. Ojalá se aísle y, si puede, se ponga a salvo de decisiones repentinas, de conversiones sáulicas o de inversores caprichosos.

Me gustaría, no por quienes usaron la palabra dada en vano, que Salva tuviera suerte. Me fio de mis amigos. Son gente de mucho fútbol y no tienen ninguna razón para engañarme. De lo demás debe ocuparse él. Me han dicho que carácter le sobra. De todas formas que rece…por lo visto así, ahí, todo es más fácil.