Inicio 1ª División Dicen que nunca se rinde

Dicen que nunca se rinde

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Eduardo Grenier.- Cuba. Apenas dos minutos, quizás tres, restan para que el árbitro Felix Brych pite el inicio del partido. La última vez que el alemán dirigió en España fue un escándalo en el Vicente Calderón. Pero con la desaparición del mítico coloso rojiblanco se esfumaron también sus penas, y las pifias. El clásico de los himnos, le llaman ya al Liverpool- Sevilla, y con gran razón. En el palco del Sánchez Pizjuán, apenas unos metros encima del banquillo, un niño canta en brazos de su abuelo el himno del Arrebato. El anciano también lo entona, y una vena en su cuello se estremece, como si quisiera reventar. Sentimiento puro, sin simulaciones, espontáneo y conmovedor. El significado del fútbol en unas estrofas, en bufandas al viento, en gente que se abraza para cantar junta…

“Dicen que nunca se rinde”, muestra el fondo norte, allá donde los Biris llevan en volandas a los suyos desde aquel 12 de octubre en que naciera la ilusión sevillista. Sin dudas, es la más hermosa de las canciones del Arrebato. Cuando comienza el cotejo, el Sevilla sale como si ya estuviera encima en el marcador, pese a que desde Inglaterra llegaron ocho mil de los mejores aficionados del mundo. Si algo engrandece al Liverpool es que nunca camina solo.

Descrito el panorama, de poco serviría recordar el desenlace, con ese gol de Guido Pizarro en el 93´ que enloqueció el templo sevillista. Estas líneas van dedicadas a Eduardo Berizzo. Siempre he pensado que el fútbol es una gran familia que no entiende de fronteras, credos, idiomas ni diferencias de cualquier índole. El abrazo del Toto con sus jugadores fue un regalo para el mundo. Incluso sin saber el significado de semejante idilio entre entrenador y futbolistas, un tufo de hidalguía invadió el ambiente, imperceptible quizá para muchos, pero demasiado evidente para los que amamos este deporte.

Hermoso el gesto de Pizarro, como del resto de los integrantes del Sevilla. Una sensación punzante me invadió cuando me enteré del mensaje tácito. Fútbol en segundo plano, lo vivido en la parte complementaria fue una muestra de valentía y compromiso, de humanismo, de saber que una remontada utópica podía convertirse en un impulso vital para una persona. Tres goles para un empate… pero más que eso, tres goles por la salud de Berizzo.

Ayer entraba en el grupo Mundo Bético, de Facebook, una plaza tan verdiblanca que no entiende de otros colores. Vi una publicación de apoyo al Toto y enseguida busqué los comentarios. Apabullante la respuesta de la gente. Lo resumo en la opinión de uno de los fieles béticos: “Toto, aguanta, tu equipo te necesita, tienes que preparar a esos muchachos que sacaron la cara por ti. Puedes. En fin, quien me diría que un día apoyaría al Sevilla…pero el fútbol está por encima de todo, como tu vida”.

El mundo del fútbol está contigo, Toto, desde Andalucía hasta América, tu América. Eres mucho más fuerte que cualquier enfermedad, porque no estás solo. Cuentas con el apoyo de miles de personas, convencidas todas de que marcarás el gol decisivo de este partido, como tantas veces lo hiciste defendiendo con honor cada camiseta que vestiste. Lucha por el Sevilla, por la gente que cree en ti y los que te admiran. Cuando vuelvas a pisar el césped del Pizjuán respira hondo, relájate y escucha a la grada, déjate llevar por el ritmo, que los pelos se te pongan de punta y tus ojos sientan el toque de las lágrimas. “DICEN QUE NUNCA SE RINDE”. Lo escucharás alto, más alto que nunca. La próxima vez lo dirán por ti.