Si existía alguna opción, por mínima que fuese, de revalidar la Liga, el Real Madrid se encargó de tirarla al traste en Balaídos, en una segunda parte que se podría calificar de película de terror y, en general, un partido paupérrimo.
Nadie estuvo a la altura por parte de los visitantes. La defensa fue un torbellino constante, con problemas en las marcas y con fueras de juegos mal tirados de forma permanente. El centro del campo también brilló por su ausencia. Solo Isco, más mediapunta que centrocampista puro, salvó al club de lo anodino. Modric estuvo perdido, Kroos desaparecido y Casemiro errático. Arriba, fue el partido de Bale, que hizo los dos tantos, pero no de Ronaldo, que aún sigue en Portugal celebrando las navidades.
Por su parte, el Celta hizo un gran partido, y mereció algo más que el punto final. Aspas, en un estado de forma formidable, realizó un partido soberbio. Y también en el medio del campo celeste, que llevó la batuta del encuentro. Wass, de preciosa vaselina, hizo el primero. El segundo, para empatar definitivamente el encuentro, lo hizo el uruguayo Maxi Gómez tras pase del citado danés.
Zidane no ayudó con los cambios. Muy mal, de nuevo, en la toma de deciones. Quitó a Isco cuando el encuentro aún no estaba resuelto. Y lo acabó pagando. El Real Madrid tiró a la basura en Galicia sus pocas opciones de engancharse a la Liga. El Barça ya queda a 16 puntos. ¡16! Y estamos en enero.
Fotografía: Realmadrid.com
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