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Lorenzo Morillas, un aficionado con espacio distinguido en la historia del Real Jaén

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La historia del Real Jaén, cerca ya de sus cien años, está sembrada de nombres que forman parte de ella con un brillo especial. Jugar en el equipo jienense, pertenecer a sus directivas, a su afición o presidir el club han sido razones para que muchas personas destaquen a base de rendir servicios importantes a la entidad.

Esta semana han tenido lugar en Granada, unas Jornadas en las que se ha rendido homenaje con motivo de su jubilación a Lorenzo Morillas. Este es un buen momento para recordar una historia que ocurrió al final de la temporada 85/86.  Quizás muchos no la conozcan o la recuerden vagamente, pero fue de vital importancia para Real Jaén.

 Lorenzo Morillas, Catedrático de Derecho Penal, durante muchos años Rector de la Universidad de Granada y Decano de la Facultad de Derecho, es una de esas personas que pertenecen a la historia del Real Jaén y que hicieron, en su momento, un gran servicio al club. Antes del día en el que se puso al frente de una acción decidida para, por derecho, salvar al club de un descenso ya dictado por la RFEF, era un aficionado de a pie, como lo sigue siendo ahora. Sin embargo la casualidad le iba a ligar al club de otra manera.

Cada final de temporada, era casi un rito, el club padecía todo tipo de dificultades para poder saldar sus obligaciones económicas con técnico y jugadores. Era un suplicio ya asumido. En aquel momento las cosas se complicaron especialmente. Los directivos no terminaban de encontrar la forma de satisfacer las cantidades y en la calle se empezó a intuir que esta vez el descenso por impago sería un hecho. Lo fue. El Comité de Competición Petición comunicaba al club su pérdida de categoría por incumplimiento con los jugadores. Drama. Peticiones desesperadas de ayuda y esfuerzos finales que sirvieron la reunir el dinero, pero demasiado tarde. El Real Jaén es un histórico y la situación trascendió a todos los niveles. 

Una programa de radio de cobertura nacional, emitido por la Cadena SER y dirigido por Julio César Iglesias, abordó el tema y Lorenzo Morillas, desde Granada, escuchó el problema. Como seguidor del Real Jaén se alarmó pero, como especialista en derecho, detectó un caso claro de indefensión. Morillas entró en contacto con su cuñado José Fernández, profesor en la Escuela de Magisterio y también ferviente seguidor del equipo. La conversación terminó con Fernández llamando a la emisora de radio para explicar la noticia que había recibido y pidiendo un contacto con el club para ofrecerle iniciar la defensa del Real Jaén ante el Comité de Competición que lo había descendido.

Todo fue muy rápido. Se llamó al club y en el club Juan de Dios Real Blanca, también histórico empleado, ofreció a José Fernández un reglamento de la RFEF para trasladárselo a Lorenzo Morillas. Mientras esto ocurría se avisaba de la situación a Antonio Lucas, por entonces presidente del Real Jaén. Lucas activó todos los resortes, contactó con los directivos a los que representaba como presidente del Real Jaén y ofreció toda su colaboración al hombre que iba a resolver aquel drama.

El Real Jaén había logrado el dinero para saldar la deuda y lo ingresó en la cuenta correspondiente pero, según el Comité de Competición y la casi recién nacida AFE había sido, por horas, fuera de plazo. Por más que se explicó y se argumentó. Por más que Juanjo, capitán del Real Jaén, rogó a la AFE que impidieran el descenso, el descenso se dio por consumado y el Real Jaén caía a la Tercera División.

Analizando las circunstancias y estudiando toda la documentación que le aportó el Real Jaén a través de su presidente Antonio Lucas, Lorenzo Morillas esgrimió un recurso de tal contundencia jurídica que, sin contestación oficial por parte del Comité de Competición, se revisó la decisión tomada y el Real Jaén fue readmitido en su categoría. Curiosamente, de aquel recurso, se beneficiaron el Calvo Sotelo y el Lorca descendidos también junto al Real Jaén por motivos similares.

La historia es muy larga, rica en matices y en anécdotas que merecen un relato más detallado. Pasaron muchas cosas durante esas semanas de incertidumbre y angustia deportiva. Fueron unos días que, felizmente, pude vivir como periodista muy de cerca. Para mí fue una enorme satisfacción poder dar la noticia de que el Real Jaén había ganado ese partido. Estuve, el día que se presentó el recurso, pendiente de las comunicaciones que mantenían Lorenzo Morillas y Antonio Lucas en su viaje a Madrid. Los aficionados y todo Jaén, estaban unidos por el incierto futuro de la entidad. Es como si todo el mundo hubiera caído en la cuenta que el Real Jaén era un patrimonio cultural y afectivo que pertenecía a la ciudad y a la provincia. Era una sensación muy especial la que se vivía. Los detalles de las conversaciones cada vez arrojaban más esperanza. Pasaron unos días de larga y cruda espera, de mil conjeturas y cábalas de todo tipo. Aquello concluyó con una llamada de Antonio Lucas en la que me dijo: “El Real Jaén no desciende”.  

Sirva este breve recordatorio para poner en valor el servicio de personas que pasan por la grada de “La Victoria” como aficionados anónimos, sin más intención que disfrutar o sufrir con la suerte de su equipo. Uno muy especial es Lorenzo Morillas. Si el Real Jaén alcanza los cien años, nadie debe olvidar que este aficionado, en un momento crítico de la historia, sacó la pelota cuando el gol del descenso y la más que probable desaparición, ya se cantaba en Madrid.