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El Real Jaén ante un partido de época

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El domingo se juega en el nuevo estadio de La Victoria, uno de los partidos más importantes de las últimas temporadas. No hay títulos en juego y si no se gana, tampoco será un drama. Sin embargo hay partidos que tienen, de suyo, tal carga simbólica que trascienden y se proyectan como citas de gran valor anímico. Estamos ante un partido del que se hablará mucho. Un partido de «época». 

El Real Jaén hace tiempo que no logra tener una meta transitoria tan cerca. Ganar al equipo malagueño del Palo supone tocar el liderato del grupo. Se trata de una forma de confirmar que la temporada va por donde debía ir pero también de saber que, por fin, hay algunas razones deportivas para creer que la boca de este túnel de Tercera, está más cerca.

Me consta que los dos últimos meses han sido muy extraños y que entre el club y un sector de la afición se han roto puentes. Sé, de buena fuente, que se han resquebrajado adhesiones inquebrantables y que, pese a la excelente hoja de servicios presentada hasta el momento, el entrenador tiene críticos que desean verle lejos de La Victoria. Es sabido que la propiedad no pasa por su mejor momento de popularidad y que los errores cometidos siguen pesando.

Todo esto son hechos y los hechos no se discuten, tienen la carga de lo inevitable. Sin embargo, respetando las razones de unos y de otros, no vendría mal que ante un partido como el del domingo se plegaran las velas de las causas personales y se izará la bandera del Real Jaén para que, juntos desde la grada, se mandara un mensaje que los jugadores notaran. El mensaje de aliento de una masa social que merece salir de este pozo y mirar al futuro con esperanza.

He vivido muchos momentos como este. La Tercera División es muy gris, es correosa y, si se permanece mucho tiempo en ella, además de quitar brillo a equipos que no deben estar ahí, acaba embarrando las relaciones de la afición con el equipo. Termina por crear una sensación de hastío y de cansancio que puede matar la liturgia reverencial que los seguidores notan cuando hablan del club y de su historia.

Desconozco qué pasara de aquí a final de temporada. No sé si el equipo va a perseverar en la senda del triunfo y a tocar el cielo deseado. Es imposible saber si los actuales dueños del club van a resistir la penuria económica y a permanecer en su puesto o decidirán irse cualquier día. Todo eso es el futuro y el futuro no cuenta.

Lo importante es ganar el presente y el presente se juega el domingo. Ahí debe notarse que el cuerpo es uno y que el Real Jaén lo tiene perfectamente unido, entero y fuerte. Lo primero es ganar y lograr el liderato. Luego que cada uno, fuera del campo, resuelva sus cuitas o sus dudas pero que la plantilla sepa que, junto a la historia pasada, hay una fuerza presente que quiere luchar unida por el futuro. Esa es la prioridad, ese es el orden de los intereses. Ahora no hay otro. No puede haberlo.