Messi, como el Cid, está presente siempre. Lesionado o no, a falta de confirmación, ocupa todos los espacios y se convierte en piedra angular para la información de un clásico que reúne a más de veinte figuras mundiales. Palidecen todas ante el fulgor de Messi. Nada puede con el magnetismo que el pequeño jugador azulgrana tiene para todos los que miramos el fútbol.
Las virtudes, a un lado Messi, de Real Madrid y FC. Barcelona casi no cuentan ante el hecho de que pueda no estar este futbolista. Se habla, se especula, se desea o se teme. La noticia de su situación actual deja sin interés asuntos que, de otra forma, estarían siendo analizados al detalle pero, de jugar a no jugar Lionel, cambian muchas cosas. Cambia todo.
El hecho de que el Barça ganara ampliamente al Madrid en liga, sin Messi, es considerado menor y pasado. Nadie en Barcelona se apoya en eso. Solo los aficionados lo repiten como un mantra para rebajar el pánico ante la posibilidad de que no esté el mago de Rosario.
El fútbol, al final del partido del miércoles, nos dará claves. La más importante ahora, en cualquier caso, es la figura de un jugador que ha logrado romper, condicionándolas, las fórmulas para analizar un acontecimiento de la magnitud de un Barcelona-Real Madrid. Sin entrar en otras consideraciones, eso le hace diferente y único en este momento. Messi no es un futbolista, es un acontecimiento.
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