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Real Madrid: Nada es verdad ni mentira, es pretemporada

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Zidane al mal tiempo, también, buena cara
Zidane

La pretemporada es una probeta, un tubo de ensayo. Un espacio en el que colisionan intereses muy opuestos. Por una parte el deseo desmedido de los aficionados que quieren ver, proyectado en su verdadera magnitud, el potencial de su equipo ya en agosto y por otra parte, el hecho objetivo de que la pretemporada es una sala de máquinas, en la que se pone a punto el motor de un grupo que debe sonar redondo entrada la competición, no antes.

Ocurre en todos los equipos y cada verano. Sin embargo a razón del nivel del club así son las repercusiones de los resultados, da igual que sea pretemporada o competición oficial. El caso más llamativo es el del Real Madrid.

El equipo de Zidane venía de una temporada para olvidar. Ni el entrenador francés, que encarna la gloria reciente del club, pudo enmendar un curso que estuvo lleno de despropósitos. Empezó con la precipitada salida de Lopetegui que no tuvo tiempo de hacer nada, ni bueno ni malo. Siguió por la reacción a medias del equipo con Solarí y terminó con un descalabro europeo que llevó al Madrid a la casilla de salida: Zidane.

Los antecedentes eran muy malos y todo el mundo, sobre todo los hinchas blancos, querían una reacción desde el gimnasio, no había tiempo de esperar a los partidos. La pretemporada no solo no mejoró las cosas sino que sembró inquietud, porque el equipo no apuntaba señas de mejora. Más de lo mismo.

A todo ello se unió la poca celeridad de las acciones fundamentales, llegadas de futbolistas con nombre y salidas forzosas, por parte del club. El aficionado reclamaba revolución. Casi un borrón y cuenta nueva. Para nada servía nada de lo que había en el club. El Madrid, siguiendo esta línea, debía desprenderse del sesenta por ciento de su plantilla. Una plantilla, para los más extremos, absolutamente amortizada, cargada de años y ya sin hambre de títulos.

Ha comenzado la Liga y el Real Madrid arrancó en Balaídos, según los entendidos en la materia, con un equipo lleno de amortizados, jugadores casi ancianos y desganados frente al reto de ganar. Bueno, pues ganaron. Zidane usó a Bale, que estuvo con los dos pies fuera del club pero que el día de la convocatoria para Vigo, seguía en el equipo. Ganó con Kroos, jugador examinado con lupa y con mucha severidad. Ganó con Lucas, un jugador que pasó de elemento efectivo siempre, a descarte sin que nadie pudiera salvarlo. Podríamos seguir con la lista de desahuciados. No hace falta. El fútbol no entiende de pronósticos ni del cálculos a priori.

Lo que podemos hablar del Real Madrid sirve para todos los equipos, hayan empezado bien, mal o regular. Pase lo que pase, hasta que no se jueguen diez  jornadas no se pueden hacer juicios y menos si se usan argumentos definitivos que condenan a los equipos u otorgan títulos en agosto. Hay que saber que, entre julio y agosto, nada es verdad ni mentira: es pretemporada.