El Real Madrid de Zidane se presentó en el Nou Camp con un plentel serio, repleto de jugadores que se dejaron la camiseta y que no se llevaron el triunfo por la falta de gol. Por su parte, por el FC Barcelona se presentó Lionel Messi. Solo el argentino y, tanto es así que, incluso, con esto casi le vale al cuadro de Valverde para ganar. Se inventó varias jugadas de las que solo él es capaz de fabricar de la nada. Pero tampoco entraron en la meta de Courtois. 0-0 y a compartir liderato, como en las últimas jornadas.
Fue un gran partido pese a que no se movió el marcador. El cuadro blanco lo dominó, ganó a los puntos si se hiciese el símil pugilístico, pero le faltó pólvora. Unos imperiales Kroos, Isco, Casemiro y Valverde se hicieron con el esférico y empezaron a moverlo y a generar peligro. Pero el balón no entraba. Y, además, Varane fue derribado dos veces en área contraria. Una supuso un penalty clamoroso que, a estas horas, aún resulta difícil comprender que no fuese señalado.
El FC Barcelona se movía a zarpazos. Y así pudo llegar algún tanto del seis veces Balón de Oro si hubiese estado menos errático en el remate final. Algo extraño en él, pero que salvó a los blancos. En la segunda mitad, una cabalgada de un gran Mendy lo dejó para asistir desde la banda a Bale, que anotó. Pero el VAR, ahora sí, lo anuló por un milimétrico fuera de juego del lateral francés.
Además, se ha de apuntar que Tsunami Democratic hizo el ridículo pasado el minuto 50 de encuentro, al arrojar una decena de balones inflables al césped. Sería injusto, más allá de lo dicho, no señalar el gran encuentro de dos centrales, uno por cada bando: Varane y Piqué. Ambos sostuvieron a los suyos en momentos delicados. Sin duda, un gran partido que el cuadro de Zidane estuvo a punto de llevarse.
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