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Pepe Hidalgo, la elegante fortaleza del gol

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Diego Delgado.- Es una pena que no podamos ver fotografías o vídeos para contemplar cómo nuestro protagonista de hoy,  golpeaba al balón de cabeza buscando el palo largo del portero o cómo paraba aclarando la jugada o combinaba buscando el hueco. Cómo disparaba con virulencia con su derecha, esquinado.

José Hidalgo Navarrete , Pepe Hidalgo, nació el 20-06-1958 en Villacarrillo y su cualidad principal, por encima de otras, era el potente salto y la fuerza en el remate: “Yo creo que la potencia en el salto provenía del  tren inferior que tenía entonces y porque estando todo el día tirado en la calle,  practicaba a menudo el salto jugando con amigos”.

Como consecuencia del trabajo de su padre, era guardia civil, desde muy pequeño cambió varias veces de localidad. Fue pasando por diferentes poblaciones cercanas a Villacarrillo y así a la edad de 13 años debuta en Villanueva, con el equipo sin federar. Jugadores como Maricoto, García Franco, Eloy,  Manolín Olmedo o Porlán lo protegían, pues era el más pequeño de todos con diferencia.

Dos años más tarde se jubila su padre y se traslada a vivir definitivamente a su pueblo natal: “Recuerdo con mucha nostalgia aquella época de estudiante en Villacarrillo en la que formaba parte de un equipazo”

Estudiantes

Por aquel entonces, existía un campeonato provincial a nivel de centros: “Era un buen bloque. Eduardo Oliver, Carlos Granados, Juanma Ramírez, Galindo, Castillo, Foronda, Gallego, Santafosta, Antonio Oliver y Bartolo. Con este equipo conseguimos jugar la semifinal y ganar contra Siles por 8-1 en el campo de Arroyo del Ojanco. El equipo se llamaba «Estudiantes». Pero el encuentro se anuló por alineación indebida de un jugador nuestro. Carlos Granados ya tenía entonces  mucho cuerpo y además se había dejado la barba. Argumentaron que tenía más edad de lo permitido por su aspecto , pero resultó que era más joven que nosotros”.

A la edad de 16 años comienza su andadura como jugador federado e inicia su recorrido de la mano de Victor Expósito, que hacía las veces de entrenador y jugador del Castellar junto al canterano  Macías y a los villacarrillenses Andrés Mármol, Alfonso Martínez Foronda, Juan Manuel Ramírez y Eduardo Oliver.

Tras su paso por Castellar, cambia de aires y se traslada a la localidad de Torreperogil, donde permanece otros dos años. Es Alaminos quien lo dirige al lado entre otros de Juan Hurtado o el extremo Luis Peralta.

Desde Torreperogil, regresa a Villanueva para esta vez, a las órdenes de Juan Antonio Porlán, disfrutar al lado del portero Carrero y jugadores como Beli, Rafi Espino, o Rafa Capea: “Siempre he tenido la sensación de disfrutar cuando me vestía de corto. A mi el fútbol me servía para relajarme. Era capaz de encontrarme conmigo mismo”.

Como a casi todos los buenos peloteros  les ocurre,  a Pepe Hidalgo se le cruzó en su camino ese día en el que podría haber cambiado su futuro en el fútbol: “Recuerdo un C.D. Villanueva contra Zambrana disputado en Linares. Logramos ganar 1-2 y la verdad es que me salió un buen partido. Ese día acudió al campo el presidente del Linares que por aquel entonces era Diego Caro. Habló conmigo y me dijo que me quería en su equipo. Entonces el Linares estaba en Segunda División. La única condición que puse fue que me pagaran los gastos que me ocasionaba estudiar magisterio en Úbeda.  En un principio me dijo que sí pero finalmente no me llamó”.

Su andadura le lleva posteriormente a Villacarrillo. Con 22 años y durante seis temporadas,  sus paisanos disfrutaron de él , en toda su plenitud. Rodeado de amigos y admirado por sus todos logró emocionar al Vera Cruz en muchas tardes. Saltos dormidos, que esperaban centros laterales aclamados por la grada. Pasión por el gol.

Pedro Peralta lo convenció y el balón circulaba con naturalidad en sus pies. Entrenadores como Redondo, Fiñana, Gregorio Manzano, fueron algunos de los entrenadores que contemplaron su salto de cabeza.

En Villacarrillo jugó al lado de auténticos peloteros y grandes personas como Parrón, Fernando Campos, Isidro, Paco Quevedo, Peralta, Pirri o José Ramón.

Pepe, amante de la guitarra flamenca y  del buen “cante”, siempre tuvo una extraordinaria admiración por la estética. Con estos mimbres, lo lógico es que su fútbol transmitiera estética, arte y sonido.  Si hubiera nacido en Sevilla tendría su propio himno.

La pasión, el temple y la pausa marcan la vida cuando el fútbol te ha educado. La misma pasión que he visto cuando acaricia despacio a su nieto.