Juanma Pérez.- Como consecuencia de la mortífera pandemia que sufrimos a nivel global, y que afecta a nuestra normalidad paralizando todos los eventos tanto culturales como deportivos y de toda índole a todo lo largo y ancho de nuestro querido planeta, el organizador del mundial de MotoGp, Dorna, empresa española que lo gestiona, está pasando las de Caín, para poder conseguir, en lo que queda de año, llevar a término un Campeonato que se ha puesto muy cuesta arriba con el virus venido de la República de China.
Para poder homologarlo como tal, se necesita un mínimo de pruebas, y no valen las Carreras virtuales celebradas, una en el Circuito de Jerez-Ángel Nieto y la segunda en el circuito italiano de Mugello, que es como jugar con la Playstation, por mucho empeño que le hayan puesto los diez pilotos que han tomado parte y que, como es lógico no han logrado satisfacer las ansias de carreras entre la afición a la moto, aparte de no repartirse puntos como es lógico.
Sólo se ha celebrado la primera prueba real, en el Circuito de Doha, en el desierto de Qatar, y en las categorías de Moto2 y Moto3, ya que cuando se anunciaron las medidas restrictivas del Covid-19, estaban todos los equipos completos de las dos categorías tomando parte en los test oficiales que se programan antes de la primera prueba de la temporada. Los ganadores de esta única prueba fueron el japonés Tetsuta Nagashima en Moto2 y el español Albert Arenas en Moto3. Las pruebas siguientes se han ido anulando, hasta un total de cinco.
Dorna ha hecho un gran esfuerzo económico ayudando a los equipos de las categorías inferiores del mundial con el fin de paliar, en la medida de lo posible los enormes gastos que conlleva mantener un equipo de competición, sin el apoyo de las fábricas, que sí lo tiene la categoría reina de MotoGP. La propuesta, muy razonable bajo mi punto de vista, es celebrar carreras dobles, en los circuitos con más tirón entre la afición. Hay mucha hambre de carreras de verdad, en circuitos de «verdad», eso lo entendemos, pero ante todo debe primar la salud de la población. De esta forma y para el mes de julio, están programadas Dos carreras en el trazado jerezano, todo ello a la espera de que el gobierno de la nación autorice la celebración de dichas pruebas, dependiendo del desarrollo de esta maldita pandemia.
La polémica está servida, ya que las carreras serían a puerta cerrada y una buena parte de la afición española y jerezana, no están de acuerdo. Yo estoy totalmente a favor de esa medida, ya que se salvaría un campeonato que así tendría la consideración de tal, y se salvarán muchos puestos de trabajo que dependen del mundillo de MotoGP.
Mejor ver las carreras por la tele, aunque nos perdamos el ambiente maravilloso en el circuito de Jerez-Ángel Nieto, y un fin de semana de sol y playa en el cercano Puerto de Santa María. Todo sea por salvar la temporada. Sólo pido que la afición se conforme y se salve el mundial de motos, esperando que la temporada próxima hayamos vencido a este enemigo invisible que nos está matando y está acabando con las ilusiones del deporte del motor y de todos los demás deportes, tanto profesionales como amateurs. Es mi mayor deseo.
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