Inicio Opinión Antonio Oliver Linares – Real Jaén: El miedo y la necesidad

Linares – Real Jaén: El miedo y la necesidad

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Los jugadores blancos unidos frente al caos institucional

El Real Jaén y el Linares jugaron ayer un partido extraño. Se jugaban un paso adelante en el camino del ascenso a 2B. Sin embargo el que más tenía que perder era el Real Jaén. Si los blancos perdían, ese resultado podría ser fatal para el futuro, no de la temporada, sino de una entidad cercana a los cien años.

El Linares perdió y, en mitad del dolor, de la decepción y de los análisis de gestión, mantienen la esperanza de ascender por invitación federativa. Unos se jugaban la historia y la supervivencia de la entidad. Los otros el primer paso de un ascenso para el que tenían «dos bolas». Todavía les queda una.

Lo que estaba fuera de dudas es que iba a ganar el que tuviera las ideas más claras y la cabeza más fría. Los linarenses nunca han aceptado como válida ésta fórmula de ascenso y llegaron a Marbella intentando olvidar eso pero no pudieron. Cambiaron la jerarquía con la que se han movido en la liga regular por un miedo que se olía a leguas. El miedo es el camino más rápido para llegar a la derrota y el Linares se traicionó a sí mismo. Lo saben y de eso se duelen hoy. Perdió un Linares desconocido y eso es peor que lo peor.

Un potente Linares que se perdió en la niebla de un miedo fatal

El Real Jaén llegaba a Marbella en un «bus articulado». Por una parte los jugadores y por otra los dueños. La verdad es que no sé dónde «viajaba» el cuerpo técnico. Me faltan datos. Me gustaría salvar al entrenador y a sus ayudantes. La cúpula técnica solo es una prolongación de la propiedad y tiene su misma credibilidad. 

Los blancos sabían que se jugaban muchas cosas más allá de lo que supone un partido de «medio ascenso». Esa responsabilidad podía obrar una sensación de impotencia y nervios o podía, como fue, impulsar las virtudes individuales y del bloque. Se vio, desde el primer momento, que el Real Jaén quería aprovechar el tiempo porque solo le valía uno de tres resultados. Quiso el partido desde el principio y la tensión de las caras era muy distinta a la de sus rivales. El azul reflejaba miedo y el blanco necesidad. El final ya lo conocen.

A partir de ahora se abre una semana de esperanza y de sueños. Ésta semana a los jienenses ya no se la quita nadie. El equilibrio del Real Jaén es meritorio. Han jugado contra todo. No se puede preparar un partido histórico con el enemigo en casa. En mitad de tanto incumplimiento y con la mentira como lengua oficial. El resultado parece un milagro.

En Linares todavía se están frotando los ojos. No dan crédito a ésta pesadilla. Primero ven cómo se confirma el peor escenario, la derrota. Después sienten mucha impotencia por cómo se produjo esa derrota y por esa mutación extraña de un equipo que mostró la desesperante  versión del «miedo». De nada vale entrenar sistemas si no se logra poner en orden la cabeza de los jugadores. Si se transmite duda, se fabrica pánico.

En cualquier caso, todo es relativo. Ni el Real Jaén ha ascendido todavía ni el Linares está definitivamente condenado a repetir en Tercera División. Continuará…