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Alcaraz y el factor humano

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Alcaraz ya está aquí pero no es un milagro. Lo que se produce de manera espectacular y sin que la gran mayoría lo esperemos, suele llamarse así pero este no es el caso. Estamos ante el resultado de miles de horas de trabajo. Días, semanas y años de pista, de constancia, vocación y acción. Ahora lo estamos viendo pero el “espectáculo” viene de lejos.

Carlitos Alcaraz arroja luz desde hace mucho tiempo pero, hace unas semanas, los focos se han girado hacía él y no está defraudando. Pasaré de puntillas por su tenis. Los especialistas de TVE, sobre todo Alex Corretja que conoce bien el paño, han explicado con detalle para el gran público lo que es, lo que tiene que ser y cómo se ha comportado Charly ante las grandes estrellas del tenis mundial.

Más allá de sus dejadas, del resto y la volea sobre la red, de su derecha profunda o de sus errores no forzados, hemos descubierto a un joven tenista capaz de conectar y transmitir algo en lo que sí es heredero de Rafa Nadal, la naturalidad. Alcaraz cautiva por su frescura, su manera de compartir lo que disfruta y por esos gestos de niño que se está midiendo, entre la admiración y la competencia feroz, con gigantes.

Lo que ha hecho estos días es el anticipo de lo que, seguramente, veremos. Está claro que, para los no iniciados, nace un ídolo.  Las pistas, los rivales y el tiempo irán dibujando el retrato de este jugador. Lo que ya sabemos y en lo que nos ha ganado a todos es en el factor humano.