Inicio Opinión Antonio Oliver La Victoria, de secarral a vergel

La Victoria, de secarral a vergel

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La imagen que se vio el domingo es un antes y un después para el club y para los seguidores del Real Jaén. El campo desvencijado, con su escenario quemado y pestilente mutó en espacio nuevo y apto para lo que fue creado.

Los milagros no existen. Para que se viera lo que se vio el domingo han tenido que emplearse medios económicos y humanos. Desde que ese campo se puso en pie no han dejado de sucederse anomalías que no voy a enumerar pero que están en la mente de todos. Ahora el campo tiene una segunda oportunidad y, ya que no se pueden corregir todos los pufos de origen, se debiera cuidar lo que se tiene y apreciar el cambio.

El Ayuntamiento ha hecho un esfuerzo grande para restaurar lo que el tiempo y la mala praxis convirtieron en zona insalubre, las antípodas de su origen y su función. Ahora el Ayuntamiento debe exigir y vigilar que ese esfuerzo acelerado y costoso, tenga una respuesta responsable y adecuada por parte de todos los que van a disfrutar de lo gestionando. 

Es tarea general que esta instalación no se vuelva a convertir en una «contraimagen» para Jaén. Muchos equipos, con sus aficiones, han pasado por ese campo y se han ido con un asco en el estómago. Mientras desde las administraciones se promocionaba la imagen turística de Jaén, en el estadio se contraprogramaba. El visitante salía embadurnado de una repugnante pátina fecal, como asqueroso recuerdo.

La responsabilidad es común porque se trata de un instalación pública y eso quiere decir que nos pertenece a todos y que como propiedad de cada uno, debemos cuidarla con celo. Es mi opinión. ¿Soy optimista?. La verdad es que no.