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De nuevo en La Tierra

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tenerifeTenerife 2-1 Real Jaén.

Lo de las fotos rompiendo unas quinielas no fue una buena idea. Apuesto a que Herrero también atisbó el mal presagio en la simpática imagen. El míster, veterano curtido en mil batallas, aprendió hace mucho tiempo que en esto del fútbol, como en la guerra, aquel que saca pecho corre el peligro de perderlo en el siguiente lance. Dicho y hecho. Bastó que le bautizaran como el «rompequinielas» y que algunos se prestaran corteses a la broma para que sucediera lo que tenía que suceder. Ya saben, la Ley de Murphy: si algo puede salir mal, saldrá mal. El Real Jaén cayó derrotado en Tenerife tras cuajar una actuación de la que apenas pueden rescatarse veinte minutos. Ni sorpresas, ni resultado millonario. De aquí en adelante, historias de héroes y rebeldes, ni en broma.

El Tenerife, más necesitado que el Jaén, compareció con la urgencia de sumar puntos para empezar a creer en la permanencia, así que impuso desde el principio un rimo muy alto. La intensidad de los isleños metió al Jaén en su campo y les rompió todos los esquemas. Sin el balón, el conjunto de Manolo Herrero sufrió y fue una sombra de lo que ha demostrado que puede llegar a ser. En toda la primera parte, el bagaje ofensivo del Jaén se resumió a un remate de Jona que Roberto logró desviar. No había excusas, no faltaba nadie. Herrero alineó a los mismos que sonrojaron al Zaragoza ocho días atrás, pero esta vez, los mismos jugadores andaban sin ideas y superados en todas las líneas. Un error en la salida de balón obligó a Servando a hacer penalti para evitar el gol, sin embargo, la pena máxima ponía justicia en el marcador.

La segunda parte fue otro cantar. El Real Jaén por fin encontró el manual de siempre y acaparó la pelota en busca del empate. Movió al Tenerife de un lado a otro, le acosó, se gustó y mereció un gol que llegaría gracias a una falta lateral provocada por Edgar. Jozabed colgó y Hugo Álvarez remató peinando el balón a la red. Sin embargo, tras el empate volvió a salir la mejor versión del Tenerife y el partido se convirtió en un correcalles, con galopadas de un lado para el otro. Unos crecidos y con el asalto en la mente, y los otros en busca de algo que se les escapaba. Y ahí se desangró el Jaén. René y el larguero salvaron en dos ocasiones, pero Íñigo Ros -viejo conocido de esta tierra nuestra- remató un córner en el primer palo y decantó el partido.

Víctoria merecida para un Tenerife que, sin enamorar a nadie, gozó de más ocasiones y se llevó tres puntos de oro. El Jaén perdió ante un rival directo y bajó de las nubes. Nada de alarmas. Pese a todo, la categoría está de forma que el ascenso aparece a cuatro puntos y el descenso a cinco. Eso sí, la permanencia costará sangre, sudor y lágrimas. El Jaén volvió a La Tierra en Tenerife.